KABÚL.- Los talibanes lanzaron una nueva oleada de ataques contra miembros de la fuerzas de seguridad en el norte de Afganistán que se saldó con al menos 26 muertos, dijeron funcionarios locales este miércoles.
Los rebeldes se atribuyeron la autoría de los ataques de inmediato. Hoy por hoy, la milicia controla prácticamente la mitad del país y ataca prácticamente a diario a soldados, fuerzas de seguridad y funcionarios gubernamentales en atentados que acusan la muerte de inocentes civiles.
Por lo menos 10 efectivos de las fuerzas de seguridad murieron y otros cuatro resultaron heridos en la provincia norte de Kunduz cuando los insurgentes irrumpieron en un control policial en la noche del martes.
Asimismo, en la provincia de Balkh, los insurgentes asesinaron a nueve agentes en un asalto su supuesto de control. Se desconoce qué ocurrió con otros cuatro policías que estaban en lugar, dijo Mohammad Afzel Hadid, jefe del consejo provincial.
El vocero de talibanes, Zabihullah Mujahid, aseguró que los insurgentes que ejecutaron el ataque de Balkh se habían infiltrado en la policía tiempo atrás, esperando la oportunidad para atacar. Aunque el grupo extremista algunas veces exagera sus reivindicaciones, los talibanes acostumbran a camuflarse con uniformes oficiales para tener un mejor acceso a sus objetivos.
Estos ataques, aparte de evidenciar que los talibanes están en su mejor momento en los 18 años de guerra, podría poner en peligro las negociaciones con Estados Unidos, que exige la entrada en vigor de un alto al fuego antes de poder firmar un acuerdo de paz.
En los últimos dos días, ataques estadounidenses y operaciones de las fuerzas de seguridad afganas mataron a 35 personas insurgentes en todo el país, incluyendo un ataque aéreo en la provincia de Kandahar que abatió a 11 radicales, dijo el ejército estadounidense. Varios talibanes fueron detenidos, añadió el comunicado.