ARGEL.- El recién nombrado primer ministro de Argelia inició conversaciones para formar un nuevo gobierno, informó el domingo la agencia estatal de noticias APS. Parece ser la última medida para apaciguar a los manifestantes.
El nuevo gabinete incluirá expertos sin afiliación política y «reflejará la demografía de la sociedad argelina», expresó APS.
Noureddine Bedoui fue nombrado primer ministro la semana pasada, después de que su predecesor Ahmed Ouyahia dimitiera a raíz de las protestas masivas.
Decenas de miles de argelinos se han manifestado durante más de tres semanas, exigiendo un cambio urgente y el fin de los 20 años de gobierno del presidente Abdelaziz Bouteflika.
El lunes, el líder en silla de ruedas de 82 años anunció que no se postulará para un quinto período. Sin embargo, también pospuso las elecciones presidenciales, que debían celebrarse en abril. Decidió que las elecciones serán luego de una conferencia nacional sobre la reforma política y constitucional que se llevará a cabo a fines de 2019. La nueva constitución se someterá a un referéndum.
Muchos manifestantes ven la movida como un intento por prolongar el gobierno de Bouteflika. El mandatario sufrió un derrame cerebral en 2013 y desde entonces ha sido visto raramente en público.
Bedoui comenzó a trabajar en la formación del nuevo gobierno, y el prominente líder opositor Abderrazak Makri pidió a Bouteflika y a la elite gobernante que renuncien. «La pandilla (en referencia a la autoridad gobernante) se ha negado a responder al pueblo argelino hasta hoy y en este momento. Tiene que escuchar la voz de la calle e implementar lo que ésta quiera», sostuvo Makri, jefe del Movimiento Islámico para la Sociedad de Paz (MSP), en un comunicado en línea. En enero, el MSP nombró a Makri su candidato presidencial para las ahora retrasadas elecciones de abril.
El viernes, decenas de miles de argelinos salieron a las calles, exigiendo un cambio radical en el sistema de gobierno en la manifestación más grande hasta el momento.
Makri pidió que las manifestaciones contra Bouteflika se mantuvieran en paz. «Tenemos que asegurarnos de que este movimiento de protesta no se deslice hacia la violencia. Esto es responsabilidad de la gente, así como de las agencias de seguridad y militares», aseguró.
En la década de 1990, Argelia experimentó una guerra civil después de que las elecciones que se creía ganarían los islamistas fueran canceladas. Bouteflika, quien ha estado en el poder desde 1999, llegó para culminar la lucha de años, que resultó en unas 200.000 muertes.
El presidente ha estado perdiendo aliados en los últimos días, desde que regresó de un tratamiento médico en Suiza, incluidos miembros de su partido, el Frente de Liberación Nacional (NLF).
Las protestas han sido en su mayoría pacíficas, con fuerzas de seguridad que muestran moderación. El ejército, que se espera que continúe desempeñando su influyente papel detrás de escena como agente de poder, se ha mantenido sin intervenir.