La coalición liderada por EEUU «mató a 1.600 civiles» en Raqqa

0
144

LONDRES.- El asalto respaldado por Estados Unidos y potencias occidentales para expulsar a Estado Islámico de su califato en Siria, Raqqa, mató a más de 1.600 civiles en 2017, una cifra 10 veces mayor que la admitida por la coalición, según un nuevo informe.

La investigación, publicada por Amnistía Internacional y el grupo de monitoreo Airwars el jueves, instó a los principales miembros de la coalición a que «pongan fin a casi dos años de negación sobre el enorme número de muertos y la destrucción civil que se desató en Raqqa».

Donatella Rovera, asesora principal de respuesta a la crisis en Amnistía, aseguró que «muchos de los bombardeos aéreos fueron inexactos y decenas de miles de ataques de artillería fueron indiscriminados». «Las fuerzas de la coalición arrasaron Raqqa, pero no pueden borrar la verdad», agregó.

Los hallazgos fueron compilados después de meses de investigación de campo y un extenso análisis de datos, incluso a través de un proyecto que vio a 3.000 activistas escanear imágenes de satélite en línea. Amnistía y Airwars informaron que los casos que habían documentado probablemente equivalían a violaciones del derecho internacional humanitario.

Los grupos de derechos también instaron a los miembros de la coalición, especialmente a Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, a establecer un mecanismo de investigación independiente y crear un fondo para compensar a las víctimas y sus familias.

En respuesta al informe, la coalición remarcó que toma «todas las medidas razonables para minimizar las víctimas civiles» y que aún había alegaciones abiertas que estaba investigando.

«Cualquier pérdida involuntaria de vidas durante la derrota de Daesh es trágica», dijo Scott Rawlinson, un portavoz de la coalición en una declaración enviada por correo electrónico más tarde el jueves, utilizando el acrónimo árabe para ISIS. «Sin embargo, debe equilibrarse con el riesgo de permitir que Daesh continúe con las actividades terroristas, causando dolor y sufrimiento», continuó.

ISIS se apoderó de Raqqa a principios de 2014 durante su avance a través de Siria e Irak, en el que construyó un califato autoproclamado. Sus asesinatos en masa y la esclavitud de las minorías fueron descritos como un genocidio por Naciones Unidas.

Desde entonces, el grupo ha sido expulsado de todo el territorio que controlaba mediante campañas militares emprendidas por una serie de fuerzas, incluidos los gobiernos sirios e iraquíes, Estados Unidos, sus aliados europeos y sus rivales, Rusia e Irán.

Estado Islámico fue derrotado por combatientes respaldados por Estados Unidos en su último bastión sirio este año. A pesar de que ya no controla territorio, todavía se considera una amenaza para lanzar ataques en todo el mundo.

Amnistía había informado el año pasado que había evidencias de ataques aéreos y de artillería de la coalición en Raqqa que habían infringido el derecho internacional al poner en peligro la vida de los civiles, pero hasta ahora no habían dado una estimación del número de muertos durante la batalla.

El grupo de derechos con sede en Londres también criticó el uso extensivo de la artillería en la batalla de Raqqa, que uno de los oficiales militares estadounidenses presumió que era el más alto de Estados Unidos desde la guerra de Vietnam. «Con un margen de error de más de 100 metros, la artillería no guiada es notoriamente imprecisa y su uso en áreas pobladas constituye ataques indiscriminados», afirmó.