TEHERÁN.- El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, renunció el lunes y anunció su decisión a través de su cuenta de Instagram.
«Pido disculpas por todas las deficiencias en los últimos años, durante mi tiempo como ministro de Relaciones Exteriores. Le agradezco a la nación y a los funcionarios iraníes«, escribió en su página de la red social.
No se conoció inmediatamente la razón para la renuncia, que solo puede tener efecto si el presidente Hassan Rouhani la acepta. La agencia estatal iraní de noticias IRNA citó a un portavoz del gobierno, Abbas Mousavi, confirmando que Zarif había renunciado.
Zarif fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores en agosto de 2013, dos años antes de que Irán aceptara reducir su programa de enriquecimiento de uranio y se comprometiera a no desarrollar armas nucleares a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales como parte de un acuerdo nuclear histórico negociado con Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, China y la Unión Europea.
Como partidario del acuerdo, Zarif ha estado bajo la presión de bloques de poder de línea dura dentro de la República Islámica que se opusieron al acuerdo, conocido formalmente como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA). Las críticas al acuerdo se volvieron más intensas en los últimos meses, luego de la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en mayo de 2018, de retirarse del acuerdo y volver a imponer sanciones a Teherán.
La movida de Trump hizo que la moneda de Irán, el rial, se hundiera, lo que provocó esporádicas protestas en todo el país. Hassan Abbasi, un general retirado de la
Guardia Revolucionaria de Irán, pronunció un discurso a principios de este mes diciendo que creía que el pueblo iraní se tornaría en contra de Zarif y otros funcionarios iraníes, incluido el presidente Hassan Rouhani y el parlamentario Ali Larijani, quienes respaldaron el acuerdo nuclear. «El señor Hassan Rouhani, el señor Zarif y el señor Larijani se van al infierno», dijo Abbasi en una manifestación en la ciudad iraní de Karaj.
Rouhani, ya atacado por las críticas por el colapso del acuerdo nuclear y las renovadas tensiones con Washington, se enfrenta a la ira de los líderes religiosos, las fuerzas de línea dura y un público molesto cada vez mayor. El presidente se encuentra particularmente vulnerable debido a la crisis económica que afecta a la moneda del país, que ha perjudicado a los iraníes y envalentonado a los críticos para pedir abiertamente su expulsión.
El mandatario aseguró el acuerdo nuclear de 2015 después de dos años en el cargo y ganó los elogios de los iraníes, quienes inundaron las calles para celebrarlo. Pero los beneficios del acuerdo nunca llegaron a gran parte del público iraní. Incluso antes de que Trump se retirara del acuerdo, la incertidumbre sobre su futuro hizo que el rial cayera en picada.
Tara Kangarlou, miembro del Instituto East West, dijo que la renuncia de Zarif es «un gran golpe» para Rouhani. «Sin Zarif, Rouhani ha perdido su mayor ‘chip reformista’ en el escenario mundial».
Mehran Haghirian, analista de Irán y estudiante de doctorado de Estudios del Golfo en la Universidad de Qatar, dijo que la renuncia de Zarif, si es aceptada por Rouhani, será «una pérdida no solo para la diplomacia iraní, sino también para aquellos en la comunidad internacional que buscan la paz y la estabilidad global».
Tras la renuncia, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, acusó a Zarif de ser «uno de los líderes de una mafia religiosa corrupta».