WASHINGTON.— El presidente Donald Trump no estará en la boleta en las elecciones legislativas del próximo noviembre, pero se está involucrando de lleno porque siente que su propia presidencia está en juego.
Está llamando a candidatos, haciendo respaldos tempranos, moldeando la estrategia y empujando un mensaje económico para intentar mantener el control republicano del Congreso, según nueve republicanos involucrados en la planificación electoral.
Ya desde el verano —18 meses antes de las elecciones de 2026— Trump instaba a congresistas republicanos que analizaban competir por cargos de gobernador o por bancas en el Senado a que buscaran la reelección, para evitar internas partidarias, según un funcionario de la Casa Blanca, un asesor senior de Trump y un operador partidario.
Un nivel de involucramiento tan temprano y directo es inédito para un presidente moderno.
“Los presidentes suelen entrar en acción más cerca de la campaña”, dijo Bill Galston, exasesor en la Casa Blanca de Bill Clinton. “Esto es extremadamente inusual”.
La urgencia de Trump se disparó tras las elecciones estatales y locales del 4 de noviembre, cuando las encuestas a boca de urna mostraron que los votantes castigaron a los republicanos por el aumento del costo de vida.
En varias reuniones inmediatamente después de los comicios, Trump les dijo airadamente a sus asesores que los republicanos debían apropiarse del mensaje sobre la asequibilidad, según el funcionario de la Casa Blanca que habló con Reuters bajo condición de anonimato.
El presidente recordó a su equipo que él había vuelto a la Casa Blanca con la promesa de combatir la inflación. Los republicanos no debían ceder ese terreno a los demócratas, sino destacar dónde su administración había logrado bajar precios, dijo el funcionario.
Trump “ha sido absolutamente claro en que la asequibilidad es el centro de nuestra agenda económica”, agregó el funcionario.
Los costos siguieron subiendo en EE.UU., en parte debido a los amplios aranceles que Trump impuso sobre importaciones extranjeras. Este mes eliminó algunos aranceles para reducir el precio de la carne, el café, frutas y otros alimentos.
“Definitivamente ejercerá más presión sobre la administración para que avance más rápido con soluciones de política”, dijo el asesor senior.
Según el funcionario de la Casa Blanca, el involucramiento de Trump incluye chequeos frecuentes con sus principales asesores, ráfagas de llamadas a aliados políticos y sesiones regulares en las que lo actualizan sobre encuestas, cifras de recaudación y estudios sobre el sentimiento de los votantes.
Trump ha visto caer su popularidad en las últimas semanas, impulsada en parte por la disconformidad de los votantes con su manejo de la economía. Su aprobación cayó al 38%, el nivel más bajo del año, según una encuesta Reuters/Ipsos publicada el 18 de noviembre.
“La realidad es que, cuando un presidente es impopular, le quita bancas a su partido”, dijo Doug Heye, estratega republicano y crítico de Trump.
La semana pasada, Trump recibió un baño de realidad sobre su influencia entre legisladores republicanos cuando se vio obligado a revertir su oposición a publicar archivos del Departamento de Justicia sobre Jeffrey Epstein, después de una rebelión entre sus propios partidarios y legisladores del Partido Republicano.
La baja aprobación de Trump genera dudas sobre su capacidad para mantener unificado al partido de cara a las elecciones legislativas si la frustración por la inflación y el costo de vida persiste.
El portavoz de la Casa Blanca, Kush Desai, dijo en un comunicado a Reuters que Trump tiene un sólido historial que seguirá destacando.
“Solo este mes, el presidente Trump logró otro acuerdo sobre precios de medicamentos, cinco nuevos acuerdos comerciales, inversiones récord con Arabia Saudita, nuevos máximos en el mercado bursátil y un informe de empleo extraordinario”, señaló.
Trump quiere que los candidatos republicanos hagan campaña sobre su paquete de recortes impositivos, aprobado en julio por el Congreso controlado por los republicanos, dijeron seis operadores del partido.
La intención es que los votantes sepan que recibirán reembolsos impositivos más altos cuando presenten sus declaraciones en abril, poniendo más dinero en sus bolsillos y compensando la preocupación por los precios altos.
La ley One Big Beautiful Bill hizo permanentes muchos de los recortes aprobados en 2017 durante su primer mandato, incluidos créditos fiscales ampliados para familias con hijos y deducciones adicionales en impuestos estatales y locales.
Según la Tax Foundation, el recorte impositivo promedio para un contribuyente individual será de 3.752 dólares en 2026.
“La gente va a recibir dinero de vuelta en abril gracias a los recortes”, dijo el asesor de Trump. “Eso todavía no conectó con el electorado”.
Kyle Kondik, analista electoral no partidista de la Universidad de Virginia, dijo que los recortes impositivos quizá no sean un mensaje ganador para los republicanos.
“Los recortes no significan necesariamente que los precios bajen. La gente es muy pesimista sobre la economía”, apuntó Kondik.
Para Trump, mantener el control republicano del Congreso también es una cuestión de supervivencia política, dijo un segundo asesor de la Casa Blanca.
Los republicanos tienen mayorías ajustadas en ambas cámaras. Si pierden incluso una, los demócratas podrían bloquear buena parte de la agenda de Trump en los últimos dos años de su mandato.
Perder la Cámara de Representantes también permitiría a los demócratas impeachar a Trump por tercera vez. Los demócratas ya lo hicieron dos veces entre 2017 y 2021, pero el Senado —entonces controlado por los republicanos— no votó para destituirlo. Aun así, un impeachment consume una presidencia y puede descarrilar las metas políticas.
“Esto tiene tanto que ver con él (Trump) como con el futuro del partido”, dijo una operadora republicana enfocada en las carreras al Senado. “El Senado es la última línea de defensa antes de que avancen ataques al presidente en términos de impeachment”.
Trump y los estrategas republicanos se enfocarán en movilizar votantes que normalmente no participan en elecciones de medio término —una estrategia que funcionó para él el año pasado. “Los republicanos deben activar a los no votantes de midterm para tener éxito”, señaló el asesor.
En el verano, Trump habló con tres congresistas republicanos —Bill Huizenga (Michigan), Zach Nunn (Iowa) y Mike Lawler (Nueva York)— para instarlos a abandonar sus planes de competir por cargos más altos y postularse nuevamente a la Cámara Baja, reduciendo así el riesgo de una victoria demócrata, según el funcionario de la Casa Blanca y el asesor de Trump. Los tres anunciaron luego que competirán por la reelección.
El vocero de Nunn envió un comunicado del 11 de julio agradeciendo a Trump por su apoyo y confirmando que buscará un nuevo mandato. Las oficinas de Huizenga y Lawler no respondieron a consultas.
Trump ya ha respaldado al menos a 16 candidatos al Senado —incluidos los de contiendas reñidas en Carolina del Norte y Michigan— y al menos a 47 candidatos a la Cámara, un número inusualmente alto en una fase tan temprana del ciclo electoral, según un lobista cercano a la Casa Blanca.
Trump ha dicho públicamente que una de las razones por las que al partido le fue mal en las elecciones de este mes es que él no estaba en la boleta.
Como resultado, Trump será una figura central en la campaña legislativa, recorriendo el país para promocionar sus recortes impositivos. “La participación directa del presidente Trump es una ventaja decisiva de cara a 2026”, dijo Kiersten Pels, vocera del Comité Nacional Republicano.
Los demócratas celebran la idea de un Trump más visible, argumentando que impulsará la participación entre sus votantes.
“Cada acto de su gira de campaña recordará a la gente cómo ha dificultado la vida de los estadounidenses comunes”, dijo Kendall Witmer, portavoz del Comité Nacional Demócrata, a Reuters.

