PUERTO PRÍNCIPE.—Un reciente informe de Naciones Unidas alerta sobre la expansión de la violencia generada por grupos criminales en Haití, situación que ha sumido al país en un estado caótico y ha cobrado la vida de al menos 3,960 personas en lo que va del año.
La preocupación se centra en el traspaso de esta violencia desde la capital, Puerto Príncipe, hacia áreas rurales antes consideradas seguras.
El departamento de Artibonito, ubicado en el centro de Haití y a aproximadamente 100 kilómetros de la capital, ha sido particularmente afectado por un marcado aumento de la violencia.
Desde enero de 2022, al menos 1,694 personas han sido víctimas de asesinatos, ataques y secuestros en esta región, un hecho alarmante que desestabiliza aún más el tejido social.
Los actos violentos en la zona incluyen secuestros frecuentes de usuarios del transporte público, así como casos de violencia sexual dirigida hacia mujeres y niños. Además, se han reportado saqueos en granjas, campos agrícolas y robo de ganado, junto con la destrucción de infraestructuras vitales como canales de riego.
Este patrón ha obligado a más de 22,000 personas a abandonar sus hogares en diversas localidades del departamento, reduciendo las áreas de cultivo y agravando la inseguridad alimentaria en el país.
En respuesta a esta crisis, Volker Türk, alto comisionado de la ONU para derechos humanos, enfatizó la urgente necesidad de implementar una misión multinacional de seguridad en Haití. Esta fuerza fue aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en octubre, en respuesta a la solicitud de ayuda internacional hecha por las autoridades haitianas.
Esta medida busca enfrentar el creciente poder de acción de bandas violentas, muchas de las cuales surgieron de antiguos cuerpos de seguridad privada ligados a políticos del país.
El informe también destaca la importancia de fortalecer las instituciones haitianas, como la policía, el sistema judicial y penitenciario, con el fin de restablecer el estado de derecho en la nación caribeña.