SÍDNEY.- Cientos de agentes de policía y soldados se están desplegando para hacer cumplir el cierre de la concurrida frontera entre los estados más poblados de Australia como parte de las medidas para intentar contener un rebrote de COVID-19.
Está previsto que la demarcación estatal entre Nueva Gales del Sur y Victoria, que es muy porosa y se extiende cientos de kilómetros, se cierre este martes a las 23.59 horas por primera vez en 100 años. Las autoridades bloquearon por última vez el tránsito entre ambos estados en 1.919, durante la pandemia de gripe española.
El estado de Victoria comunicó el jueves un número récord de nuevas infecciones por SARS-CoV-2, lo que eleva el recuento nacional a un máximo de tres meses.
“Habrá una importante operación militar y policial para supervisar toda la actividad transfronteriza”, advirtió el ministro de policía de Nueva Gales del Sur, David Elliot. “Hay multar muy serias, y de hecho, una sentencia de cárcel, para cualquiera que no cumpla las restricciones”.
Durante seis semanas, cerca de 4,9 millones de habitantes estarán bajo estricto confinamiento en Melbourne.
Daniel Andrews, jefe del Ejecutivo del estado australiano de Victoria, cuya capital es Melbourne, anunció la medida con el objetivo de controlar la expansión de nuevos contagios, que este martes reportó 191 nuevos casos, la mayoría por contagio local y al menos 37 vinculados a focos desconocidos.
Asimismo, Andrews aseguró que las personas que sean sorprendidas cruzando la frontera sin permiso a través de cualquiera de estas 55 carreteras, muy utilizadas por viajeros, escolares y el transporte de mercancías por carretera, o varios cruces de ríos y zonas agrestes, se enfrentarán a penas que pueden llegar a una multa de 11.000 dólares australianos (7.700) y seis meses de prisión.
Se concederán permisos permisos de viaje diarios a las personas que viven en pueblos y ciudades fronterizas.