SANTIAGO.— El presidente Gabriel Boric encabezó la firma del primer Contrato Especial de Operación de Litio (CEOL), un acuerdo que refuerza la posición de Chile como referente mundial en producción de este mineral.
Con una alianza público-privada entre la estatal ENAMI y la multinacional Río Tinto, el proyecto Salares Altoandinos en Atacama busca combinar inversión, tecnología y participación de las comunidades indígenas.
La puesta en marcha de este contrato marca un punto de inflexión en la política de recursos estratégicos. El CEOL permitirá explotar una de las mayores reservas de América Latina, con más de 15 millones de toneladas de carbonato de litio equivalente, lo que podría duplicar la capacidad productiva del país en la próxima década.
Boric destacó que el modelo equilibra inversión extranjera con control estatal, asegurando que los beneficios alcancen tanto al fisco como a la población local. Este esquema será replicado en futuros proyectos bajo la Estrategia Nacional del Litio.
El acuerdo prevé que Río Tinto aporte hasta 425 millones de dólares como socio operador e incorpore tecnología de extracción directa, más eficiente y menos invasiva que los métodos tradicionales. ENAMI retendrá el 49% de la propiedad, asegurando presencia activa en la toma de decisiones.
La inversión total estimada supera los 3.000 millones de dólares, con operaciones proyectadas para inicios de la próxima década. El uso de tecnologías limpias permitirá reducir consumo de agua y minimizar el impacto ambiental en los salares, una de las principales demandas de las comunidades y los organismos reguladores.
Uno de los pilares del CEOL es la inclusión de trece acuerdos con seis comunidades indígenas colla de Atacama, que contemplan aportes municipales, fondos de investigación y beneficios directos para la población local.
El contrato también asegura una distribución equitativa de los ingresos con el Estado, fortaleciendo el financiamiento regional y nacional. La hoja de ruta contempla estudios ambientales y de ingeniería en los primeros años, seguidos por la construcción de la planta y la entrada en producción hacia 2032, con proyección de duplicar la capacidad a 75.000 toneladas anuales para 2035.
Con esta iniciativa, Chile apunta a recuperar protagonismo frente a Australia y China, que han ganado terreno en los últimos años. Actualmente, el país produce unas 305.000 toneladas anuales, pero el desarrollo de Salares Altoandinos podría escalar su participación global y facilitar la fabricación local de productos con valor agregado, como cátodos para baterías.
El litio se consolida así como pilar de la transición energética, y Chile busca liderar esa transformación desde el sur global mediante un modelo que integra control estatal, inversión privada, innovación tecnológica y beneficios comunitarios.