BAKÚ.— El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, instó el martes a los líderes mundiales en la cumbre COP29 a “pagar” para evitar desastres humanitarios derivados del cambio climático y advirtió que el tiempo se agota para limitar un aumento destructivo en las temperaturas globales.
Cerca de 200 países se han reunido en la cumbre climática anual de la ONU en Bakú, centrada este año en recaudar cientos de miles de millones de dólares para financiar una transición global hacia fuentes de energía más limpias y mitigar los daños climáticos causados por las emisiones de carbono.
Sin embargo, en el primer día de la cumbre, diseñada para reunir a líderes mundiales y generar impulso político para las prolongadas negociaciones, muchos de los principales actores no estuvieron presentes para escuchar el mensaje de Guterres.
Tras la victoria de Donald Trump, un negacionista del cambio climático, en las elecciones presidenciales de EE. UU., el presidente Joe Biden no asistirá. El presidente chino Xi Jinping envió a un representante y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no asistirá debido a desarrollos políticos en Bruselas.
«En cuanto a la financiación climática, el mundo debe pagar, o la humanidad pagará el precio», declaró Guterres en su discurso. «El sonido que escuchan es el reloj avanzando. Estamos en la cuenta regresiva final para limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados Celsius, y el tiempo no está de nuestro lado».
Este año se perfila como el más cálido registrado en la historia.
Los científicos advierten que el calentamiento global y sus impactos están ocurriendo más rápido de lo esperado y que el mundo puede haber alcanzado ya 1.5 grados Celsius (2.7 °F) de calentamiento por encima del promedio de la temperatura preindustrial, un umbral crítico que pone en riesgo cambios climáticos irreversibles y extremos.
Al inicio de la COP29, continuaron creciendo inusuales incendios en la costa este de EE. UU. que activaron alertas de calidad del aire en Nueva York. En España, los sobrevivientes están enfrentando las secuelas de las peores inundaciones en la historia moderna del país, y el gobierno español ha anunciado miles de millones de euros para la reconstrucción.