TOKIO.— El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, negó este miércoles haber decidido dimitir, luego de que una fuente y varios informes de prensa afirmaran que planeaba anunciar su renuncia para asumir la responsabilidad por una dura derrota en las elecciones a la Cámara Alta.
Consultado sobre las versiones que indicaban que tenía la intención de dejar el cargo este mismo mes, el líder de 68 años respondió a los periodistas en la sede del partido: “Nunca hice tal declaración… Los hechos que se informaron en los medios son completamente infundados”.
Los rumores surgieron un día después de que Ishiba y el presidente estadounidense Donald Trump anunciaran un acuerdo comercial que reduce los aranceles a las importaciones de autos japoneses y exime a Tokio de nuevos gravámenes sobre otros productos.
Según una fuente cercana al primer ministro, que pidió no ser identificada por no estar autorizada a hablar con la prensa, Ishiba decidió no renunciar inmediatamente después de las elecciones para evitar una crisis política mientras se acercaba la fecha límite del 1° de agosto para cerrar el pacto comercial.
De acuerdo con medios japoneses, Ishiba anunciaría su renuncia el mes próximo. Su salida, a menos de un año de haber asumido el cargo, desataría una lucha por la sucesión dentro del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), que enfrenta una creciente presión de nuevas fuerzas políticas, especialmente desde la derecha.
Entre ellas se destaca Sanseito, el partido ultraconservador “Japón Primero”, que logró un gran avance en las elecciones del domingo, pasando de uno a 14 escaños en la Cámara Alta de 248 miembros. La agrupación ha captado el voto de ciudadanos atraídos por propuestas como reducir la inmigración, bajar impuestos y brindar alivio financiero a los hogares afectados por el aumento del costo de vida.
Ishiba, exministro de Defensa, perdió en cuatro oportunidades la interna del PLD antes de vencer en su quinto intento a la conservadora dura Sanae Takaichi en una segunda vuelta el año pasado.
Quien lo suceda al frente del PLD —partido que ha gobernado Japón la mayor parte del período posterior a la Segunda Guerra Mundial— deberá hacerlo sin mayoría en ninguna de las dos cámaras del Parlamento, tras la derrota sufrida en las elecciones a la Cámara Baja en octubre.
La prioridad inmediata del nuevo líder será conseguir el respaldo de legisladores opositores para lograr la confirmación como primer ministro.
De acuerdo con la misma fuente, es poco probable que el sucesor convoque de inmediato a elecciones generales, ya que buscaría primero mejorar la imagen del partido antes de buscar un nuevo mandato popular.

