BUENOS AIRES.— El riesgo país de Argentina trepó este martes un 9,3% hasta los 1.228 puntos básicos, en paralelo a un fuerte retroceso de los bonos en dólares y una caída de las reservas internacionales. Las nuevas restricciones cambiarias del Banco Central intentan contener la tensión, pero el mercado refleja una creciente desconfianza sobre la sostenibilidad financiera.
El salto del indicador que mide el diferencial de los bonos argentinos frente a los de Estados Unidos volvió a encender las alarmas en la economía. Los bonos soberanos en dólares se hundieron hasta un 6,9%, mientras que las acciones de empresas argentinas que cotizan en Wall Street también acompañaron con fuertes descensos. El índice Merval cayó un 1,1% medido en pesos y cerca de un 4% en dólares, reflejando la incertidumbre generalizada en el mercado bursátil.
La presión cambiaria, la merma de reservas y el retroceso de los activos configuran un escenario que pone en duda la capacidad del Gobierno de Javier Milei para recuperar el acceso a los mercados internacionales de crédito.
Las reservas del Banco Central se redujeron en 748 millones de dólares, pese al ingreso de divisas del sector agroexportador. La baja respondió principalmente a pagos de deuda con el Club de París, el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF). La fragilidad de las reservas se ha convertido en el principal obstáculo de la política económica, limitando la capacidad del BCRA para intervenir en el mercado cambiario y generar confianza en los inversores.
El Banco Central anunció nuevas restricciones para evitar operaciones de arbitraje: quienes compren dólares en el mercado oficial no podrán acceder a los financieros (CCL o MEP) durante 90 días. Además, las billeteras virtuales quedaron prohibidas de vender divisas al tipo de cambio oficial y solo podrán operar con dólares financieros.
Las cotizaciones paralelas del dólar subieron entre un 1,1% y un 3,1%, ampliando la brecha frente al mercado oficial. El endurecimiento del cepo busca frenar la salida de divisas, aunque eleva la presión sobre el acceso de particulares y empresas al mercado.
La deuda externa nominal de Argentina superó los 300.000 millones de dólares, el nivel más alto desde 2003. La reunión prevista para el 14 de octubre entre Milei y Donald Trump es vista como una oportunidad para explorar apoyos financieros que permitan aliviar el frente externo.
El gran desafío será demostrar capacidad de pago y recomponer reservas para reducir el riesgo país. Sin esos elementos, la economía argentina seguirá lejos de los mercados internacionales de crédito.
La combinación de un riesgo país elevado, reservas en descenso y mayores restricciones cambiarias configura un panorama de alta fragilidad. El Gobierno enfrenta la presión de estabilizar el mercado antes de que la desconfianza se convierta en una espiral de inestabilidad.