MADRID.- España reabrió sus fronteras este lunes a un selecto grupo de turistas alemanes en un proyecto piloto que consta de 10.000 veraneantes a las Islas Baleares, para averiguar cómo puede funcionar el turismo de masas en la era del COVID-19.
Docenas de turistas, tomando medidas de biosegurdad, hicieron fila en el aeropuerto de Dússeldorf en la mañana de este lunes para embarcar en el vuelo de la aerolínea TUI Palma de Mallorca, para tomar unas vacaciones con distanciamiento social en España antes de que el país reabra sus fronteras al turismo completamente.
Los hoteles sólo operarán con la mitad del aforo y tendrán cámaras infrarrojas en sus entradas para medir la temperatura corporal de los huéspedes. El Gobierno limitó a 10.900 el número de participantes en la prueba.
El domingo, personal de limpieza higienizó las superficies y colocó protectores en las mesas del bufé del hotel en Palma de Mallorca, donde también se instalaron marcas en el suelo para indicar a los huéspedes el distanciamiento social en sus desplazamientos por las instalaciones.
España, uno de los destinos turísticos más populares del mundo, se cerró al turismo internacional después de que la epidemia provocara la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo. Pero el Gobierno está bajo una creciente presión para reabrir un sector que emplea a uno de cada ocho trabajadores.
En 2019, los alemanes constituyeron un tercio de los turistas internacionales que recibieron las Islas en el archipiélago mediterráneo español, que incluye la famosa Ibiza.
Este lunes, algunos países europeos levantaron algunos controles fronterizos, mientras los casos de COVID-19 disminuían tras tres meses bajo estricto confinamiento, con los turistas alemanes escapando a destinos vacacionales y los franceses cruzando a Bélgica para comprar cigarrillos más baratos.
Los aeropuertos de Grecia permiten desde este lunes más vuelos internacionales, en un intento por salvar su temporada de verano.
El área Schengen de 22 países de la UE, más Islandia, Liechtenstein, Suiza y Noruega, que normalmente tiene sus fronteras internas libres de control, permaneció cerrada casi en su totalidad durante los pasados tres meses a todo lo que no fuera tráfico de mercadería o trabajadores esenciales.
