Evo Morales culpa a la CIA de buscar su captura

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LA PAZ.— El expresidente de Bolivia Evo Morales (2006-2019) afirmó que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos y miembros del grupo de élite SWAT están operando en el país andino con el objetivo de capturarlo.

Estas declaraciones se producen tres meses después de que Morales denunciara un supuesto atentado contra su vida en octubre de 2024, ocurrido en el Trópico de Cochabamba, su bastión político y sindical.

En una entrevista con la radio Kawsachun Coca, medio afín a su movimiento, Morales aseguró que recibió información de militares que le confirmaron la presencia de la CIA en el operativo. «La Policía contrató a un colombiano para pilotear un helicóptero, y me informaron que ese colombiano es de la CIA. Pregunté a militares y está confirmado», declaró el exmandatario, aunque no presentó pruebas concretas para respaldar sus acusaciones.

Morales también mencionó la presencia de miembros del grupo SWAT (Armas y Tácticas Especiales) en Bolivia, señalando que están operando en la Novena División del Ejército, ubicada en el Trópico de Cochabamba. «SWAT está operando, según información, un grupo de élite, esos extranjeros en la Novena División«, afirmó.

El exlíder del Movimiento al Socialismo (MAS) responsabilizó al presidente Luis Arce y al Gobierno de Estados Unidos por el supuesto atentado, que habría sido planeado dos semanas antes con la participación de «bolivianos y extranjeros». Morales aseguró que los extranjeros involucrados siguen en territorio boliviano y pidió a organismos internacionales que investiguen el incidente y la presencia de militares «del imperio».

Por su parte, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, desmintió las versiones de Morales y lo acusó de disparar contra policías durante un control antidrogas rutinario en octubre, hiriendo a uno de ellos. Del Castillo calificó las declaraciones del expresidente como «infundadas» y parte de una estrategia para desviar la atención de los procesos judiciales que lo involucran, incluido un caso de trata agravada de personas por el cual existe una orden de aprehensión en su contra.

Desde octubre, Morales permanece en el Trópico de Cochabamba, protegido por sus seguidores, quienes lo resguardan ante la posibilidad de ser detenido. Sus acusaciones contra la CIA y el SWAT reflejan la tensión política que vive Bolivia, donde el expresidente sigue siendo una figura influyente, pero también controvertida, en un escenario marcado por divisiones internas y acusaciones cruzadas.

Mientras tanto, las declaraciones de Morales han generado reacciones tanto dentro como fuera de Bolivia, con algunos sectores exigiendo una investigación independiente y otros descartando sus afirmaciones como parte de una narrativa política. La situación sigue siendo un tema de debate en el país, en medio de un clima de polarización y desconfianza hacia las instituciones.