TEHERÁN.— El guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, prometió un «duro castigo» a Israel tras el asesinato del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán el miércoles.
«Con esta acción, el régimen sionista criminal y terrorista preparó el terreno para un duro castigo, y consideramos que es nuestro deber buscar venganza por su sangre, pues fue martirizado en territorio de la República Islámica de Irán», dijo Jamenei en un comunicado difundido por la agencia oficial de noticias IRNA.
Sucede que, el líder de Hamás, Ismail Haniyeh, fue asesinado en Teherán, anunciaron el miércoles la Guardia Revolucionaria de Irán y el movimiento islamista palestino, que atribuyó el ataque a Israel.
Hamás libra desde octubre una guerra contra Israel en la Franja de Gaza, un territorio que gobierna desde 2007, desencadenada por el ataque sin precedentes de sus combatientes contra el sur del Estado hebreo.
«El hermano, el líder, el muyahidín Ismail Haniyeh, líder del movimiento, murió en un ataque sionista en su residencia en Teherán después de que participara en la investidura del nuevo presidente» iraní, afirmó en un comunicado el movimiento palestino.
En el exilio entre Turquía y Catar, el dirigente islamista de 61 años había viajado a Teherán para asistir el martes a la ceremonia de investidura del nuevo presidente iraní, Masud Pezeshkian.
La Guardia Revolucionaria de Irán señaló en un comunicado que el ataque contra su residencia acabó con su vida y la de uno de sus guardaespaldas.
El origen del ataque todavía no estaba claro, pero estaba «siendo investigado», añadió este cuerpo en un comunicado. Según la agencia de prensa local Fars, «fue asesinado por un proyectil aéreo».
El ejército israelí declinó comentar sobre las informaciones de la muerte del líder de Hamás.
Numerosos países como Turquía, China, Rusia o Catar, mediador en las negociaciones para un alto el fuego en Gaza, condenaron el asesinato y alertaron del riesgo de empeoramiento y extensión del conflicto.
El asesinato «podría sumir a la región en el caos y socavar las posibilidades de paz», alertó en un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores de Catar, donde está instalada la dirección política del grupo palestino.
«Este ataque también pretende extender la guerra en Gaza a una dimensión regional», coincidió en un comunicado la cancillería turca, que condenó el «despreciable asesinato».
Un miembro de la oficina política de Hamás, Musa Abu Marzuk, aseguró en un comunicado que «el asesinato del líder Ismail Haniyeh es un acto de cobardía y no quedará impune».
Se sumó a las condenas el presidente de la Autoridad Palestina y a menudo rival, Mahmud Abás, que pició a los palestinos «permanecer unidos, mantener la paciencia y seguir firmes contra la ocupación israelí».
Considerado un pragmático dentro de Hamás, Haniyeh mantenía buenas relaciones con las distintas facciones palestinas, incluso sus rivales.
Tras conocerse su muerte, las distintas facciones palestinas convocaron una huelga general y marchas para protestar «contra el asesinato del gran líder nacional Ismail Haniyeh, que se inscribe en el marco del terrorismo del Estado sionista y su guerra de exterminación».
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió destruir a Hamás y recuperar a todos los rehenes raptados en el ataque del 7 de octubre que provocó la actual guerra en Gaza.
La acción de los milicianos de Hamás provocó 1.197 muertos en el sur de Israel, en su mayoría civiles, según un balance de la AFP basado en datos oficiales israelíes.
Los combatientes islamistas también secuestraron a 251 personas. El ejército estima que 111 siguen cautivos en Gaza, de los que 39 habrían fallecido.
La campaña militar de represalia de Israel en Gaza ha matado al menos 39.400 personas, según el Ministerio de Sanidad del gobierno de Hamás.