RÍO.— La cumbre del G20 comenzó en Río de Janeiro en medio de la expectativa por el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, lo que promete alterar el orden global.
Los líderes de las 20 principales economías llegaron el lunes al Museo de Arte Moderno de Río, donde el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva los recibió con una alfombra roja.
La agenda del evento, que se extenderá hasta el mediodía del martes, incluye temas como comercio, cambio climático y seguridad internacional, aunque las posibles transformaciones en la política exterior de Estados Unidos bajo Trump generan tensiones.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, participa en la cumbre como líder saliente, con solo dos meses restantes en su mandato. Mientras tanto, el presidente chino, Xi Jinping, se posiciona como una figura clave en un G20 marcado por divisiones geopolíticas, exacerbadas por los conflictos en Gaza y Ucrania.
Las negociaciones para redactar un comunicado conjunto han enfrentado dificultades debido a desacuerdos sobre cómo abordar la guerra en Ucrania, incluso en términos de un llamado genérico a la paz.
El consenso ya frágil fue sacudido por un masivo ataque aéreo ruso en Ucrania el domingo, lo que llevó a los diplomáticos europeos a exigir ajustes en el lenguaje previamente acordado sobre los conflictos globales. Además, Estados Unidos ha relajado restricciones previas para que Ucrania utilice armas de fabricación estadounidense en ataques profundos dentro de Rusia.
La seguridad en Río ha sido reforzada con la presencia de tropas junto a la policía. Sin embargo, un incidente previo a la cumbre dejó en evidencia la tensión local, cuando una patrulla del ejército brasileño fue atacada cerca de la favela Cidade de Deus, aunque no hubo heridos.
Las nuevas prioridades de la Casa Blanca
El enfoque de Brasil para la cumbre, centrado en el desarrollo sostenible, la tributación a los más ricos y la lucha contra la pobreza, podría enfrentar dificultades cuando Trump asuma el cargo y redireccione las prioridades globales. También se anticipan obstáculos para los planes de reforma de la gobernanza global y de instituciones financieras multilaterales impulsados por Lula.
Biden, por su parte, aprovechará la cumbre para anunciar una nueva aportación al fondo de la Asociación Internacional de Fomento del Banco Mundial, destinado a los países más pobres, y lanzará una asociación bilateral de energía limpia con Brasil.
Xi Jinping destacará la Iniciativa de la Franja y la Ruta como parte de los esfuerzos de China para afianzar su influencia económica. Sin embargo, Brasil ha declinado unirse a esta iniciativa, lo que ha generado tensiones en las relaciones entre ambos países. Xi cerrará su visita con un encuentro de Estado en Brasilia el miércoles, con la esperanza de avanzar en otras asociaciones industriales.
El comercio será otro punto de fricción en la cumbre, especialmente ante la posibilidad de que Trump reactive la guerra comercial con China imponiendo nuevos aranceles. Además, sus planes de recortes fiscales podrían obstaculizar las discusiones promovidas por Lula sobre la tributación de las grandes fortunas.
La postura de Trump ya encuentra eco en la región, con el apoyo del presidente argentino Javier Milei, quien rechazó incluir el tema en el comunicado conjunto del G20, marcando una línea divisoria en las negociaciones.