WASHINGTON.- En esta elecciones es muy importante la política exterior, que por lo general, no es un tema relevante en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y mucho menos en elecciones intermedias. Sin embargo, estas elecciones suelen ser un reflejo de la popularidad del presidente.
Según Trevor Thrall, académico de política exterior en la Universidad George Mason, la “política exterior de Trump ha sido bastante impopular entre los estadounidenses”.
La administración de Trump puede verse afectada de varias maneras, si los demócratas se aseguran el control del Senado, en manos republicanas. Algo improbable, pero no imposible.
Dado que se requiere la aprobación del Senado para las nominaciones de la rama ejecutiva y los tratados internacionales, los demócratas podrían bloquear el nombramiento de funcionarios de política exterior y bloquear acuerdos comerciales, una piedra angular en agenda política de Trump. En ese sentido, si Trump y los republicanos pierden, el Senado se convertirá en una pesadilla.
Sí los demócratas recuperan la Cámara de Representantes, lo que es probable, más no seguro, pedirían interferir en la política exterior de Trump. Los demócratas examinarían la ofensiva del Gobierno de Trump contra los inmigrantes indocumentados e impulsarían la investigación sobre las conexiones de la campaña de Trump con Rusia, por ejemplo.
La reconquista demócrata de una o dos cámaras del Parlamento sería un logro parada política exterior, y más parada interior, gracias a que la Constitución le concede al Congreso más atribuciones en este campo. Emparedados, los demócratas frenarían los planes republicanos de eliminar el seguro médico introducido por Obama, por ejemplo.
El control demócrata de una de las dos cámaras obligaría a Trump a tratar más con el partido de la oposición. Trump necesitaría la aprobación demócrata para adelantar tareas rutinarias pero cruciales para mantener la operabilidad de la administración.