TEL AVIV.— Para el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el tiroteo contra dos jóvenes empleados de la embajada durante un evento judío en Washington fue un ejemplo horrendo del antisemitismo que se ha intensificado en todo el mundo desde el ataque liderado por Hamas contra Israel el 7 de octubre de 2023.
La policía de Washington arrestó a un sospechoso solitario, quien presuntamente gritó consignas pro-palestinas antes de disparar a Yaron Lischinsky, investigador de la embajada israelí, y a Sarah Milgrim, asistente administrativa.
Netanyahu calificó el ataque como «un acto despreciable de odio, de antisemitismo» y lo vinculó explícitamente con el clima cada vez más hostil hacia Israel debido a la guerra en Gaza, que va desde protestas en universidades hasta acusaciones de genocidio en la Corte Internacional de Justicia. «Las calumnias sangrientas contra Israel tienen un precio en sangre y deben ser combatidas con toda determinación», afirmó en un comunicado.
El propio Netanyahu enfrenta una orden de arresto de la Corte Penal Internacional por presuntos crímenes de guerra en Gaza, lo que ha sido condenado por políticos israelíes —incluidos muchos de la oposición— como parte de un esfuerzo más amplio por deslegitimar al Estado de Israel.
Para Israel, la responsabilidad de la guerra recae en el grupo militante palestino Hamas, cuyo ataque contra comunidades israelíes alrededor de la Franja de Gaza en 2023 dejó unos 1.200 muertos y 251 personas secuestradas llevadas a Gaza.
Netanyahu ha prometido continuar la guerra hasta lograr la victoria sobre Hamas, y no hay señales de que los asesinatos en Washington vayan a modificar el curso de la operación militar, que ha provocado la muerte de más de 53.000 palestinos y ha devastado la Franja de Gaza.
«Lo que sí hace, sin embargo, es reforzar la idea del gobierno de que se trata de una guerra continua, que ellos prefieren definir como ‘existencial'», afirmó Alon Pinkas, exdiplomático israelí y analista de asuntos israelíes.
Los funcionarios israelíes, que con frecuencia presentan la guerra contra Hamas como parte de una lucha más amplia entre los valores occidentales y las fuerzas islamistas radicales, han mostrado particular enojo por las críticas de países europeos, que han adoptado un tono más severo contra Israel en los últimos días.
Esta semana, la Unión Europea anunció que revisaría el acuerdo que rige sus vínculos políticos y económicos con Israel debido a la «situación catastrófica» en Gaza. El mismo día, Reino Unido y Francia, junto con Canadá, amenazaron con tomar «medidas concretas» si Israel no detenía su renovada ofensiva en Gaza.
Otros países europeos, en particular Irlanda y España —que el año pasado reconocieron a Palestina como Estado— han sido aún más contundentes en sus críticas.
El ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Saar, afirmó que la incitación contra Israel no era un fenómeno aislado, sino que también provenía de «líderes y funcionarios de muchos países y organizaciones, especialmente de Europa».
Las relaciones con muchos países europeos se han enfriado a medida que avanza la guerra, y hay señales crecientes de que incluso Estados Unidos, el aliado más importante de Israel, está perdiendo la paciencia por la falta de un acuerdo de alto el fuego.
Las tensiones aumentaron aún más esta semana cuando soldados israelíes realizaron disparos de advertencia cerca de una delegación diplomática en Cisjordania ocupada, lo que llevó a Italia y Francia a convocar a los embajadores israelíes para que dieran explicaciones.
Sin embargo, Yaki Dayan, exdiplomático israelí de alto rango, dijo que no creía que los asesinatos en la embajada provocaran un cambio importante en la diplomacia israelí ni en la conducción de la guerra en Gaza. Las encuestas de opinión sugieren que la mayoría de los israelíes desean que la guerra termine pronto, con el regreso de los rehenes que aún retiene Hamas.
Netanyahu, rezagado en la mayoría de las encuestas, tampoco vería cambios significativos en su imagen ante los israelíes, muchos de los cuales ya tienen una opinión formada sobre el primer ministro con más años en el cargo en la historia del país.
«Sobre Gaza no hay consenso en cuanto a la estrategia. La gran mayoría quiere un acuerdo por los rehenes, pero como el gobierno lo plantea como una guerra existencial, la estrategia no cambiará», afirmó Dayan.
Independientemente del impacto inmediato que pueda tener el asesinato de los dos empleados de la embajada en la política israelí, el incidente ha reforzado la percepción, entre muchos israelíes, de que enfrentan una creciente hostilidad en el mundo.
La Liga Antidifamación, una organización fundada hace más de un siglo para combatir el antisemitismo, informó recientemente que los incidentes antisemitas en Estados Unidos se han multiplicado casi por diez en la última década, con un aumento del 5% en 2024, alcanzando el nivel más alto en 46 años.
El jueves, mientras los israelíes despertaban con la noticia de los asesinatos, la ganadora del concurso Eurovisión pidió que se excluyera a Israel de la competencia del próximo año debido a la guerra en Gaza. Días antes, Israel había sido representado en el certamen por una sobreviviente del ataque de Hamas, quien escapó de los atacantes escondiéndose entre cadáveres.
«Entendemos que los judíos de todo el mundo deben protegerse, y ahora comprendemos que la guerra en Israel es importante no solo para nosotros», dijo Ziv Halsband, residente de Jerusalén de 32 años.

