PUERTO PRÍNCIPE.— Un día después de que el primer ministro interino de Haití, Garry Conille, fuera destituido, un avión de Spirit Airlines que partió de Fort Lauderdale, Florida, con destino al aeropuerto Toussaint Louverture de Puerto Príncipe fue atacado a balazos por hombres armados.
El piloto logró desviar la aeronave hacia el este, consiguiendo un aterrizaje seguro en la República Dominicana, evitando así una posible tragedia.
El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, instó a clasificar a las bandas haitianas como «terroristas».
Este ataque al vuelo 951 de Spirit Airlines parece señalar el comienzo de una nueva oleada de violencia en Haití. La destitución de Conille y el nombramiento del empresario Alix Didier Fils-Aime como nuevo primer ministro han incrementado la tensión política, mientras los grupos armados amenazan con otra oleada de terror.
A pesar de la presencia desde junio de 2024 de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad de Haití (MSS), aprobada por la ONU y liderada por Kenia, la violencia de las pandillas que controlan Puerto Príncipe y otras áreas sigue siendo imparable.
Renata Segura, directora para América Latina y el Caribe de International Crisis Group (ICG), comentó a DW: «Desde hace meses había preocupación sobre un quiebre en el Gobierno transicional, especialmente debido a la disputa por el control de ciertos ministerios, lo que vincula la crisis política con la de seguridad».
Medios indican que las tensiones dentro del Consejo Presidencial de Transición (CPT) surgieron por acusaciones de corrupción contra tres miembros y la negativa de Conille a reestructurar ministerios. La designación de Fils-Aime también ha generado controversia sobre su legalidad.
En los últimos tres años, más de 10,000 personas han muerto a causa de la violencia de las pandillas en Haití, y cerca de 700,000 personas han sido desplazadas. La MSS, integrada por algo más de 380 policías kenianos y 30 soldados de Bahamas, Belice y Jamaica, no ha logrado debilitar significativamente a estos grupos armados, según el ICG.
Hasta octubre, las pandillas parecían haber disminuido sus actividades, evaluando la eficacia de la misión internacional dirigida por Kenia, explicó Segura. No obstante, con solo 400 efectivos y sin suficientes recursos militares, las pandillas han concluido que la MSS no representa una amenaza suficientemente fuerte. Por tanto, los grupos de delincuencia organizada continúan su lucha por el control territorial y ya dominan casi el 80% de la capital, Puerto Príncipe.
Los recientes ataques contra aviones tienen como objetivo dificultar las operaciones en el aeropuerto Toussaint Louverture, una estrategia que las bandas intentaron previamente en febrero. Según Segura, buscan paralizar de nuevo el país a través de estos ataques.