NUEVA YORK.- El año pasado fue el más mortal para los niños en Siria, informó Naciones Unidas, emitiendo una grave advertencia cuando la devastadora guerra está a punto de entrar en su noveno año.
UNICEF, la agencia para los niños del organismo mundial, informó en un comunicado el lunes que había podido verificar 1.106 muertes de niños a causa de los combates en 2018, la cifra anual más alta desde que estalló el conflicto en 2011. Sin embargo, advirtió que era probable que la cifra real fuera aún más alta.
«Hoy en día, existe una idea errónea alarmante de que el conflicto en Siria está llegando a su fin rápidamente; no lo está», declaró la directora ejecutiva Henrietta Fore en un comunicado. «Los niños en partes del país corren tanto peligro como en cualquier otro momento durante los ocho años de conflicto», agregó.
La mayor causa de víctimas infantiles fue la munición sin explotar, que causó 434 muertes y lesiones el año pasado, sostuvo UNICEF.
La guerra de Siria ha matado a cientos de miles de personas y ha expulsado a millones del país.
Turquía y Rusia lograron un acuerdo en septiembre para crear una zona desmilitarizada en la región noroeste de Idlib, que estaría libre de todas las armas pesadas y combatientes. El pacto ayudó a evitar un asalto del gobierno a la región, el último bastión importante de los opositores al presidente Bashar al-Assad.
Pero Fore expresó que estaba preocupada por la intensificación de la violencia en Idlib, donde 59 niños han sido asesinados en las últimas semanas. «UNICEF recuerda nuevamente a las partes en el conflicto y a la comunidad global que son los niños del país los que más han sufrido y tienen más que perder. Cada día que el conflicto continúa es otro día robado de su infancia«, anunció.
Desde enero, alrededor de 60 niños han muerto tratando de llegar al campamento de Al-Hol, en el noreste de Siria, que ahora alberga a más de 65.000 personas que huyen de Estado Islámico, según la ONU.
Miles de personas han inundado el campo de Al-Hol cuando las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), apoyadas por Estados Unidos, asedian el último bastión territorial de ISIS en la aldea sitiada de Baghouz, cerca de la frontera iraquí.
«Siria sigue siendo uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser un niño, con violencia, inseguridad y desplazamiento constantes», comentó Caroline Anning, portavoz de Save the Children. «Incluso cuando el conflicto ha disminuido, el riesgo de restos explosivos de guerra como las minas terrestres y las municiones en racimo está creciendo«, agregó.