Por culpa de SpaceX activistas demandan a EEUU

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WASHINGTON.— Los grupos conservacionistas han presentado una demanda contra la Administración Federal de Aviación (FAA) por no llevar a cabo revisiones rigurosas sobre el impacto ambiental de los lanzamientos de SpaceX.

La demanda, presentada el 1 de mayo, alega que los permisos concedidos por la FAA para los lanzamientos de SpaceX no cumplen con los estudios de impacto ambiental completo requeridos por ley.

La explosión del cohete Starship de SpaceX el pasado 20 de abril arrojó trozos de concreto y metal cerca del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Bajo Río Grand Valley, a escasos kilómetros del Parque Estatal de Texas y Playa de Boca Chica.

El hecho también provocó un incendio forestal y envió una nube de hormigón pulverizado, lo que habría desencadenado una supuesta lluvia contaminante sobre la ciudad texana de Port Isabel. 

Según la demanda presentada por los ambientalistas, estos incidentes son los últimos de una serie de al menos nueve percances explosivos en Boca Chica, perjudicando un refugio para la vida silvestre protegido por el Gobierno federal y un hábitat vital para las aves migratorias.

Los grupos conservacionistas afirman que el ente regulador espacial de los Estados Unidos permitió la expansión de las operaciones de la base estelar de Musk en Boca Chica sin exigir el estudio de impacto ambiental completo. La demanda busca revocar la licencia aeroespacial de Elon Musk para operar la base de Boca Chica y exigir los análisis correspondientes, algo que puede llevar años y a lo que SpaceX se ha negado, según apunta Reuters.

La demanda incluye además un presunto correo electrónico enviado por el jefe de gabinete de la FAA para la Oficina de Transporte Espacial Comercial en junio de 2020 en el que el funcionario admite que la agencia pensaba hacer un estudio, pero finalmente solo «se remitió a SpaceX», lo que se tradujo, según los ambientalistas, en una investigación ambiental menos rigurosa.

Elon Musk ha negado las acusaciones y ha asegurado que los escombros esparcidos por los cohetes de SpaceX no son tóxicos y no han causado ningún daño significativo al medio ambiente.