MERCADOS.— El oro ha protagonizado un espectacular repunte este año, impulsado por la guerra de Rusia en Ucrania y las políticas económicas poco ortodoxas del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, que llevaron a inversores y bancos centrales a refugiarse en activos considerados seguros. Sin embargo, en este momento, es la plata la que acapara el protagonismo.
Una escasez en la oferta de este metal precioso la ha impulsado a un aumento del 70% en el mercado de Londres este año, frente al 55% del oro hasta mediados de octubre. Ambos metales registran una fuerte demanda de inversores que buscan protección frente a la inestabilidad política, la inflación y la debilidad de las monedas.
A diferencia del oro, la plata no solo es escasa y valiosa: también posee propiedades prácticas que la convierten en un insumo clave para múltiples industrias. Con inventarios en su nivel más bajo en años y la demanda aún en aumento, crece el riesgo de una escasez de suministro que podría afectar a diversos sectores productivos.
¿Quién necesita plata?
La incertidumbre política y fiscal en economías como Estados Unidos, Francia y Japón está presionando a sus monedas, por lo que muchos inversores han buscado cubrirse del dólar, el euro y el yen adquiriendo activos como oro y plata, en lo que se ha denominado la “apuesta por la devaluación” (debasement trade).
La plata es un excelente conductor eléctrico, utilizada en placas de circuito, interruptores, vehículos eléctricos, baterías y paneles solares. También se usa en revestimientos médicos, y, al igual que el oro, sigue siendo un material muy demandado para joyería y acuñación de monedas. Además, como activo de inversión, es más accesible por su menor precio por onza, y su cotización tiende a moverse con mayor volatilidad durante los repuntes de los metales preciosos.
China e India se mantienen como los principales compradores mundiales de plata, gracias a sus amplias bases industriales, sus grandes poblaciones y el rol cultural de la plata como reserva de valor tradicional.
Los gobiernos y casas de moneda también consumen grandes volúmenes del metal para fabricar lingotes y monedas de inversión.
¿Qué hace único al mercado de la plata?
Las múltiples aplicaciones de la plata hacen que su precio esté influido por factores tan variados como los ciclos manufactureros, las tasas de interés o las políticas de energía renovable.
Cuando la economía global se acelera, la demanda industrial impulsa su cotización; cuando se asoma una recesión, son los inversores quienes compran para resguardarse.
El mercado, sin embargo, es más delgado que el del oro: tiene menor volumen diario, inventarios más ajustados y la liquidez puede evaporarse con rapidez.
Esto no se debe a que haya menos plata disponible; de hecho, es al revés: existen unas 790 millones de onzas de plata en bóvedas supervisadas por la London Bullion Market Association (LBMA), frente a 284 millones de onzas de oro.
Pero, dado que la plata vale mucho menos por peso, el valor total almacenado en Londres es de unos 40.000 millones de dólares, frente a 1,1 billones en oro.
¿Qué provocó el último “estrangulamiento” del mercado de plata?
Los datos de la LBMA muestran que los inventarios de plata en Londres —el eje del comercio mundial— han caído un tercio desde mediados de 2021, dejando menos metal disponible para préstamo o entrega.
La demanda global ha superado la producción minera durante cuatro años consecutivos, erosionando el colchón de oferta que antes sostenía el mercado londinense.
Mientras tanto, los fondos cotizados (ETF) respaldados por plata atrajeron nuevas inversiones, obligando a los custodios a asegurar lingotes físicos justo cuando la oferta se agotaba.
Un arancel propuesto por EE. UU. sobre ciertos metales importados a comienzos de año añadió más presión, estimulando la compra especulativa y reduciendo aún más los inventarios. Los precios al contado en Londres se negocian con primas de varios años sobre los futuros en Nueva York.
El resultado: liquidez tensada y una carrera por conseguir barras de plata.
¿Por qué tanta demanda desde India?
La temporada festiva —que culmina con Diwali el 20 de octubre— es tradicionalmente un pico de compras de metales preciosos. Las importaciones de plata casi se duplicaron respecto al año anterior, ya que los joyeros se apresuraron a reponer existencias ante el encarecimiento del metal.
Los compradores indios pagan ahora primas del 10% o más sobre los precios de referencia globales, una señal clara de la escasez física del metal. Esa demanda ha absorbido aún más plata de las bóvedas occidentales, intensificando la presión sobre el mercado.
¿Qué implica esto para las industrias que dependen de la plata?
Algunos operadores incluso han reservado espacio en vuelos transatlánticos de carga para transportar barras de plata —un método costoso, normalmente reservado al oro— con el fin de aprovechar las diferencias de precio entre Londres y Nueva York.
Para sectores como el de los paneles solares, donde la pasta de plata es un componente esencial, los precios elevados y sostenidos podrían empezar a erosionar los márgenes y acelerar la búsqueda de sustitutos metálicos.
¿De dónde podría venir nueva oferta?
La producción minera mundial sigue limitada por la baja ley de los minerales y la falta de nuevos proyectos. Los tres principales productores —México, Perú y China— enfrentan obstáculos que van desde trabas regulatorias hasta restricciones ambientales.
Mover inventarios de Nueva York a Londres podría aliviar la crisis inmediata, pero no resolverá los déficits estructurales de oferta.
Si el mercado logra estabilizarse o cae nuevamente en otra ola de compras de pánico dependerá de qué tan rápido pueda ingresar nueva producción a las bóvedas.

