SAN PABLO.- Desde este lunes, las calles y andenes de algunos barrios de San Pablo sorprendieron por su silencio.
Sin embargo, el metro atestado de viajeros, parecía no dar cuenta de que la capital económica de América Latina inició oficialmente dos semanas de restricciones severas contra la pandemia, con toque de queda nocturno incluido.
Por las vías de la metrópoli, acostumbradas a un tránsito caótico, apenas se escuchaban algunos repartidores y unos pocos carros. La orden de permanecer en casa comenzó a regir desde las 8 de la noche y terminará este martes a las 5 de la mañana, e irá hasta el 30 de marzo.
La orden que confina a los residentes en su casas se inscribe dentro de la “Fase de Emergencia”, la más estricta, decretada para enfrentar “el momento más crítico” de la pandemia, con los los hospitales de la ciudad acercándose al colapso con un 89% de las camas UCI ocupadas.
La directriz pareció cumplirse con obediencia, pero las aglomeraciones en el transporte público y una marcha de protesta contra las restricciones por parte de partidarios del presidente Jair Bolsonaro, mancharon la jornada.
Según el ministro de Salud, Eduardo Pazuello, Brasil cerró contratos para recibir 100 millones de vacunas contra el COVID-19 de Pfizer y 38 millones de Janssen.
En rueda de prensa para hacer balance de la campaña de vacunación, Pazuello afirmó que el ministerio ya “concluyó la contratación” de estas vacunas, que se irán recibiendo de forma escalonada a lo largo de 2021.
La vacuna de Janssen, que se administrará en una única dosis, solo llegará en el segundo semestre: 16,9 millones de dosis en agosto y 21,1 millones en noviembre.