PARÍS.— El presidente centrista Emmanuel Macron sorprendió a Francia con un inesperado adelanto electoral tras la victoria de la extrema derecha en las elecciones europeas, desencadenando siete días de «terremoto político» con consecuencias inciertas.
«Francia acaba de vivir un terremoto político cuyas consecuencias todavía no se pueden medir«, afirma el politólogo de Sciences Po, Gaspard Estrada, quien menciona que se han producido «hechos políticos impensables hace apenas unos días».
Una hora después del cierre de los colegios electorales en Francia, Macron anuncia el adelanto de las legislativas previstas para 2027, que ahora se celebrarán el 30 de junio y el 7 de julio próximos. «Estamos dispuestos a ejercer el poder» tras las legislativas, responde la líder ultraderechista Marine Le Pen, cuyo partido Agrupación Nacional (RN) ganó en el 93% de los municipios franceses e incluso en la región parisina en las europeas.
En una conferencia de prensa el miércoles, Macron justifica este «movimiento de aclaración política» con el objetivo de evitar «entregar las llaves del poder a la extrema derecha en 2027» y presenta su bloque centrista como la única alternativa contra los «extremos» de izquierda y derecha.
Los analistas políticos consideran que este primer adelanto electoral desde 1997 es una «apuesta arriesgada». Aunque las elecciones no afectan directamente a Macron, cuyo mandato termina en 2027, podría verse obligado a compartir el poder con un gobierno de otro color político justo antes de los Juegos Olímpicos de París-2024.
Desde la instauración de la Quinta República en 1958, Francia ha vivido tres «cohabitaciones»: el presidente socialista François Mitterrand con dos gobiernos conservadores, y el conservador Jacques Chirac con uno socialista. Los primeros sondeos proyectan una victoria de la extrema derecha, aunque sin mayoría absoluta.
La primera reacción significativa proviene del partido conservador Los Republicanos (LR). Su presidente, Éric Ciotti, propone una «alianza» con RN, argumentando que comparten «valores de derecha», rompiendo el tradicional aislamiento contra la ultraderecha. «Por primera vez en la historia de la Quinta República, el presidente del partido gaullista llama a aliarse con el Frente Nacional», comenta Estrada, usando el antiguo nombre del partido fundado por Jean-Marie Le Pen, conocido por sus comentarios racistas y antisemitas.
La dirigencia de LR, respaldada por la mayoría de sus parlamentarios, destituye a Ciotti como presidente, pero este recurre a la justicia, que suspende la decisión a la espera de un fallo posterior. LR y RN anuncian «candidatos conjuntos» en 70 de las 577 circunscripciones francesas. Por su parte, los opositores a Ciotti prometen presentar sus propias candidaturas y algunos buscan pactos de no agresión con la alianza de Macron. El pacto LR-RN «es aún más inoportuno cuando la derecha republicana está tan debilitada, porque se trata de una absorción», lamenta el expresidente Sarkozy en el diario Le Journal du Dimanche.
La oposición de izquierdas supera las divisiones entre su ala socialdemócrata y la radical que llevaron a la disolución de la coalición Nupes, formando un Nuevo Frente Popular. Liderada por socialistas, ecologistas, comunistas y La Francia Insumisa (LFI), la coalición busca una «ruptura» con las políticas de Macron y propone derogar su impopular reforma de las pensiones. Ante el temor de un gobierno ultraderechista, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y el expresidente socialista François Hollande apoyan la nueva coalición. Hollande incluso sorprende al anunciar su candidatura a diputado.
Sin embargo, la coalición se tensa rápidamente cuando LFI decide apartar a cinco de sus diputados críticos con su líder Jean-Luc Mélenchon y reintegrar a un allegado condenado por violencia conyugal en 2022. Sus socios denuncian «purgas». «Prefieren a un hombre que golpea a su mujer (…) que a los camaradas que tienen la osadía de discrepar del gran jefe», denuncia François Ruffin, una de las principales figuras de la izquierda radical, llamando a apoyar a los diputados apartados que mantengan sus candidaturas frente a los investidos por LFI.
En respuesta a la convocatoria de los sindicatos, decenas de miles de personas se manifiestan en Francia contra la extrema derecha, aunque la reacción es menos masiva que en 2002, cuando los franceses protestaron contra Jean-Marie Le Pen tras su avance al balotaje presidencial que perdió ante Chirac. La campaña electoral comienza el lunes.