HELSINKI.— Desde que la invasión de Ucrania llevó a Helsinki a unirse a la OTAN hace dos años, han resurgido tensiones propias de la Guerra Fría a lo largo de la frontera boscosa de 1.340 kilómetros, la más larga de Europa con Rusia.
Finlandia, que ya contaba con una fuerza de reservistas considerable, está reforzando aún más sus capacidades y será sede de un nuevo comando de la OTAN, cuyos miembros se reúnen el 24 de junio en La Haya para una cumbre anual.
En una sección de la frontera que solía ser muy transitada, ahora domina una imponente valla con alambre de púas aún en construcción. Finlandia cerró ese paso tras acusar a Rusia de utilizar la migración como un arma. Los centros comerciales y restaurantes que solían estar repletos de visitantes rusos, hoy están en silencio.
Del otro lado, imágenes satelitales muestran que Rusia ha comenzado lentamente a reacondicionar bases militares de la era soviética. El ataque del 1° de junio de Kiev contra la flota de bombarderos estratégicos de Rusia —incluida la base aérea de Olenya, cerca del norte finlandés— acercó la guerra en Ucrania al hogar.
Reuters habló con una docena de personas en la región fronteriza de Finlandia, donde las nuevas divisiones han impedido que algunos visiten a sus familiares y han provocado pérdidas económicas. Otros apoyan las medidas, argumentando la necesidad de prepararse y disuadir posibles conflictos.
En el campo de tiro cercano a la ciudad lacustre de Lappeenranta, a unos 160 kilómetros de San Petersburgo, Latto, de 47 años, explicó que el grupo Lauritsala de reservistas entrena con tres drones, entre ellos el Parrot Anafi, un modelo de vigilancia utilizado por varios ejércitos de países miembros de la OTAN, incluida Finlandia. Gracias a una subvención de la asociación nacional de reservistas, tienen diez drones más en camino, añadió.
El ataque de Rusia a Ucrania en 2022 endureció la percepción que Latto tenía del país vecino. “¿Y si deciden venir y cambiar la frontera, como hicieron en Ucrania?”, se preguntó Latto, quien tiene un pequeño negocio de carteles y letreros luminosos.
Recordó los intentos soviéticos de invasión durante la Segunda Guerra Mundial y cómo Finlandia se vio obligada a ceder cerca del 10% de su territorio a Rusia, incluida Ayrapää, un municipio cercano que su abuelo defendió hasta morir en 1944.
Ambos países insisten en que no representan una amenaza mutua. El presidente finlandés, Alexander Stubb, ha dicho que cierto grado de despliegue ruso es una respuesta normal a la adhesión de Finlandia a la OTAN, lo que duplicó la extensión de la frontera rusa con la alianza.
Sin embargo, un informe de defensa del gobierno finlandés a fines del año pasado advirtió sobre un “riesgo elevado de conflicto armado”, al señalar el desarrollo de las capacidades militares rusas desde el inicio de la guerra en Ucrania y la ambición de Moscú de crear una “zona de amortiguamiento” desde el Ártico hasta el sur de Europa.
Desde entonces, Finlandia anunció planes para almacenar minas terrestres, prohibió a los ciudadanos con doble nacionalidad finlandesa-rusa volar drones y a los rusos comprar propiedades. Esta semana también alertó sobre interferencias en las señales móviles en regiones cercanas a Rusia.
“Finlandia es responsable de más de la mitad de toda la frontera terrestre entre países de la OTAN y Rusia”, publicó el jueves en X la ministra de Relaciones Exteriores, Elina Valtonen, afirmando que la postura de defensa del país es asegurar que la frontera “permanezca inviolable”.
La presidencia de Finlandia declinó hacer comentarios para este artículo. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia no respondió a la solicitud. El presidente Vladimir Putin negó el miércoles tener planes de atacar a la OTAN y afirmó que no considera una amenaza el rearme de la alianza. Tras la incorporación de Finlandia a la OTAN, Moscú anunció planes para reforzar su capacidad militar en el oeste y noroeste de Rusia.

