WASHINGTON.- Donald Trump, presidente de Estados Unidos, anunció que firmó una orden ejecutiva y promulgó una ley que castiga a China por su injerencia en la autonomía de Hong Kong este martes.
“Hoy (14 de julio) promulgue una ley y firmé una orden ejecutiva para que China rinda cuentas por sus acciones opresivas contra la población de Hong Kong”, dijo el mandatario según un comunicado de la Casa Blanca.
El jefe de Estado promulgó la ley de la Autonomía de Hong Kong, que fue aprobada por unanimidad en el Congreso, y que le otorga herramientas para hacer que Pekín rinda cuentas por suprimir libertades.
No obstante, la respuesta de China llegó temprano en la mañana de este miércoles.
El gigante asiático condenó la Ley de Autonomía de Hong Kong y aseguró que responderá con sanciones contra los ciudadanos y las entidades estadounidenses implicadas, asegura un documento emitido por el Ministerio de Exteriores del país asiático.
“El proyecto de ley de EEUU denigra maliciosamente la Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong, contiene amenazas de imponer sanciones contra China, viola gravemente el derecho internacional y los principios fundamentales de las relaciones internacionales y es una burda injerencia en los asuntos internos de China; el Gobierno chino lo condena enérgicamente”, se lee en la nota.
El texto subraya que, “para proteger sus propios intereses legítimos, China adoptará las contramedidas necesarias y aplicará sanciones a ciudadanos estadounidenses y organizaciones que tienen que ver con eso”.
“Hong Kong es una región administrativa de China, los asuntos de Hong Con son únicamente asuntos internos de China, y ningún Estado extranjero tiene derecho a interferir”, enfatizó el ministerio.
Según el documento, Pekín se mantiene firme en su determinación y voluntad para proteger la soberanía nacional y la seguridad, garantizar la prosperidad y la estabilidad de Hong Kong, así como contrarrestar la injerencia de las fuerzas extranjeras en el territorio semiautónomo.
La orden ejecutiva de Estados Unidos, en tanto, pone fin al trato preferencias que Washington le da a Hong Kong, que pasará a ser tratado como el territorio continental de China.