NUEVA YORK.— La mayoría de los analistas financieros de Wall Street continúan anticipando una recesión para el próximo año, sosteniendo probabilidades de alrededor del 60% y mostrando escepticismo respecto a las afirmaciones de la Reserva Federal sobre una desaceleración suave. ¿Cuáles son las bases de su escepticismo?
Según economistas citados en medios estadounidenses, en primer lugar, la ola de gastos de los consumidores podría estar perdiendo fuerza conforme los ahorros acumulados por la población durante la pandemia de COVID-19 se están agotando. Dado que el consumo personal representa alrededor del 70% de la economía estadounidense, una reducción en el gasto conllevaría problemas para la economía.
En segundo lugar, los precios del petróleo están experimentando un alza nuevamente. Los costos del combustible han superado los 90 dólares por barril y esta semana han alcanzado los niveles más altos en 10 meses.
Algunos analistas de Wall Street no descartan que el índice de referencia Brent pueda llegar a los 100 dólares «por un breve periodo», en medio de reducciones en la producción y tensiones geopolíticas.
Según medios estadounidenses, los precios de la gasolina parecen acercarse a los 4 dólares por galón en promedio: el impacto en el surtidor podría disminuir aún más el gasto de los consumidores.
Además, los precios altos de la energía podrían acelerar la inflación, llevando a la Reserva Federal a mantener tasas altas por un tiempo considerable. Es bien sabido que los altos costos de endeudamiento son un obstáculo para el crecimiento económico.
En julio, la Reserva Federal aumentó las tasas de interés en 25 puntos básicos, llegando al 5,25%-5,5%. Después de estos aumentos, la tasa promedio en las tarjetas de crédito supera el 20%, marcando un récord histórico. Aunque esta semana se espera que la Reserva Federal posponga un aumento en las tasas de interés, no se excluyen futuras alzas.
En tercer lugar, en medio de estos incrementos en las tasas de interés de la Reserva Federal, los bancos han restringido los préstamos para las empresas. Según la prensa estadounidense, varios bancos nacionales han endurecido los criterios para préstamos comerciales e industriales, siendo estos préstamos fundamentales para el crecimiento económico.
Mientras se avecinan desafíos para la economía estadounidense, la Administración Biden sigue pasando por alto las advertencias de recesión. Esto es comprensible, dado que Joe Biden anunció su intención de buscar la reelección en 2024. Por lo tanto, el presidente afirma que su política económica, conocida como «Bidenomics», está funcionando, aunque solo el 36% de los estadounidenses apruebe la gestión económica del político demócrata.
Mientras tanto, el comité del ciclo económico de la Oficina Nacional de Investigación Económica, conocido como «el árbitro oficial de las desaceleraciones estadounidenses», define «recesión» como una disminución sustancial de la actividad económica en todo el país, con una duración de más de algunos meses.
Según medios estadounidenses, el reconocimiento de tal evento puede demorar hasta 21 meses, ya que el comité evaluaría una variedad de datos y consideraría todos los aspectos. Sin embargo, si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, probablemente sea un pato, independientemente de cómo lo describan el Equipo Biden y las agencias federales de Estados Unidos.