WASHINGTON.- Joe Biden arremetió duramente este jueves contra el «rencor» que fomenta su rival Donald Trump, durante un discurso sobre el estado de la Unión en el que defendió el aborto y su balance económico, y ante todo se esmeró en demostrar que está preparado para cuatro años más en la Casa Blanca.
El presidente de Estados Unidos no perdió el tiempo. Ni bien comenzó su discurso, empezó a disparar verbalmente contra el republicano, a quien aludió más de una decena de veces, sin nombrarlo.
Según las encuestas, los estadounidenses preferirían a otros candidatos en las presidenciales de noviembre. Biden, de 81 años, y Trump, de 77, les parecen demasiado viejos para el cargo. Biden lo sabe y ha intentado explicarles que la edad tiene sus ventajas.
«Sé que puede que no lo parezca, pero llevo aquí un tiempo», bromeó. «Cuando llegas a mi edad, algunas cosas se vuelven más claras que nunca«, les dijo.
El demócrata propuso «un futuro basado en los valores fundamentales que definen a Estados Unidos: honestidad, decencia, dignidad, igualdad».
«Otras personas de mi edad ven una historia diferente: una historia estadounidense de rencor, venganza y revancha», añadió, en una clara alusión al magnate republicano.
Trump prometió «vengarse» de la derrota de 2020, que nunca reconoció, y de los procesos judiciales que se acumulan en su contra. Él, que se caracteriza por sus mítines incendiarios, acusó a Biden de haber pronunciado un discurso «colérico» y «lleno de odio».
Biden dio un discurso de candidato electoral, en el que alzó la voz y no perdió una ocasión para responder a algunos trumpistas que le interrumpían.
Acusó a Trump de «inclinarse» ante el presidente ruso Vladimir Putin, quien lanzó una invasión de Ucrania en 2022. «Yo no me inclinaré», prometió Biden en el imponente hemiciclo del Congreso, ante las aclamaciones de su bando, que pedía a gritos «¡cuatro años más!».
Frente a la retórica del «declive», reiterada por Trump, Biden defendió que Estados Unidos experimenta bajo su presidencia la mayor «recuperación» económica de su historia, después de la pandemia de covid-19.
«Heredé una economía que estaba al borde del abismo» pero ahora «es literalmente la envidia del mundo», dijo, presumiendo de haber creado 15 millones de nuevos empleos en sólo tres años, un récord.
«El desempleo está en su nivel más bajo en 50 años», aseguró. Esto permite «construir un futuro de posibilidades» e invertir para que «todos tengan una oportunidad justa y que no dejemos a nadie detrás», añadió.
A lo largo del discurso se esforzó por diferenciarse de Trump.»No demonizaré a los migrantes diciendo que están ‘envenenando la sangre de nuestro país'» y «no separaré a las familias», sostuvo el demócrata, criticando la retórica antiinmigración de Trump.
Acusó a su rival de presionar a los republicanos de la Cámara de Representantes para que bloqueen un proyecto de ley migratorio bipartidista que él considera esencial.
Prometió «restaurar» en todo el país la protección del derecho al aborto, dinamitada por la Corte Suprema de tendencia conservadora tras ser reformada por el republicano, y gravar más a las multinacionales y a los millonarios.
Parte de su discurso se lo dedicó a los sindicatos y se mostró orgulloso de haber sido «el primer presidente en un piquete». De hecho entre los invitados al Capitolio figuraba un sindicalista. Una ristra de promesas para no sólo ganar las presidenciales del 5 de noviembre, sino también intentar recuperar el control del Congreso en las elecciones legislativas que las acompañan.