CIUDAD DE MÉXICO.— En su último día como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de 70 años, se despidió con un estilo inusual que incluyó una conferencia de prensa festiva con desayuno, una rifa de su reloj y la develación de su retrato en el Palacio Nacional.
El presidente, quien entregará el poder a su sucesora Claudia Sheinbaum, rechazó la tentación de cambiar la constitución para mantenerse en el poder, a diferencia de otros líderes populares de la región.
Durante su mandato, López Obrador promulgó reformas polémicas, entre las que se incluyen el fortalecimiento de la Guardia Nacional bajo control militar y el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, sectores a los que se ha vinculado personalmente. En su última conferencia, la número 1,438, destacó sus logros, como el aumento del salario mínimo y el control de la inflación.
En su despedida, el presidente estuvo rodeado de periodistas, amigos y mandatarios latinoamericanos, con quienes compartió un almuerzo. Entre los presentes estaban los presidentes de Brasil, Colombia, Chile y otros países de la región.
López Obrador ha dejado claro que tras su jubilación no tendrá participación en la vida pública ni emitirá declaraciones, y se retirará a su rancho en Palenque, irónicamente llamado «La Chingada», en alusión a un conocido término de desprecio en México, del que él mismo se ha mofado.