LATAM.— El Banco Mundial ha publicado su última perspectiva económica para América Latina y el Caribe, proyectando una desaceleración en el crecimiento regional.
Según el informe, se espera que el crecimiento disminuya del 2,2% en 2023 al 1,8% en 2024, antes de repuntar al 2,7% en 2025. Estas cifras representan una revisión a la baja respecto a proyecciones anteriores, principalmente debido a la economía de Argentina, que se prevé se contraiga este año antes de volver a crecer en 2025.
Los riesgos para esta proyección son mayormente negativos. Condiciones financieras globales más estrictas y altos niveles de deuda local podrían afectar la demanda privada y requerir una consolidación fiscal acelerada. Una desaceleración adicional en China podría impactar las exportaciones de la región, especialmente en América del Sur. Los eventos climáticos extremos relacionados con el cambio climático también representan un riesgo.
Sin embargo, hay factores que podrían impulsar el crecimiento regional, como una actividad económica más fuerte de lo esperado en Estados Unidos, que sería beneficiosa para América Central y el Caribe.
Las proyecciones de crecimiento para cada país en la región varían. Para Argentina, se anticipa una contracción del 3,5% en 2024, seguida de un crecimiento del 5% en 2025. En Brasil, se espera un crecimiento moderado del 2% en 2024 y del 2,2% en 2025. Colombia tiene una proyección de crecimiento del 1,3% en 2024, con una expansión del 3,2% en 2025. Chile estima un crecimiento del 2,6% en 2024 y del 2,2% en 2025, mientras que Perú prevé un crecimiento del 2,9% en 2024 y del 2,6% en 2025. El Caribe muestra un pronóstico de crecimiento del 7,1% en 2024 y del 5,7% en 2025.
A pesar de algunos indicadores que sugieren una mejora en la actividad económica a principios de 2024, esta recuperación no ha sido uniforme en toda la región. Brasil y México muestran una confianza empresarial positiva, Colombia ha mejorado su confianza y Argentina ha comenzado a recuperarse después de un deterioro inicial en el año, aunque su actividad económica sigue siendo débil, excepto en el sector agrícola.
En cuanto a la inflación, la mayoría de los países han visto disminuciones, aunque a un ritmo lento. La excepción es Argentina, donde la inflación mensual ha aumentado significativamente a principios de 2024, aunque se espera que disminuya en los próximos meses.
En términos de política monetaria, la mayoría de los bancos centrales han reducido sus tasas de interés en respuesta a la desaceleración económica y la caída de la inflación, y se espera que estas reducciones continúen, lo que podría apoyar el consumo y la inversión privada en los próximos años.
En resumen, la perspectiva económica para América Latina y el Caribe es desafiante, con riesgos significativos a la baja, aunque hay oportunidades para el crecimiento, especialmente si se materializan eventos positivos en las economías avanzadas y se logra una estabilización en la región.