CARACAS.- Este viernes el barril de petróleo venezolano cayó por debajo de los 10 dólares, ubicándose en 9,9 dólares, lo que promete mayores dificultades económicas para el país caribeño, que ya enfrenta escasez de combustible y de alimentos, saqueos y protestas, todo ello en el marco de la pandemia de coronavirus.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, nombró a un nuevo viceministro de refinación, de acuerdo con un decreto publicado en la Gaceta Oficial. También anunció que Venezuela recibió desde Irán un catalizador que le permitirá reiniciar una unidad necesaria para producir gasolina en la refinería Cardón, la segunda más grande del país.
Así, los precios colapsan a niveles de 1998, cuando la media anual fue de 9,38 dólares.
El derrumbe internacional de crudo, vinculado a la falta de demanda que provoca la ralentización económica a causa de las medidas de confinamiento por la pandemia de COVID-19, puede convertirse en un Armagedón para Venezuela, altamente dependiente de las exportaciones petroleras.
Los productores de alimentos no tienen otra opción que ver cómo se pudren sus cultivos en los campos ante las dificultades para transportar los productos a los mercados centrales por la falta de de combustible y en medio de la cuarentena, todo en un país que por años ha sufrido problemas de nutrición y hambre.
La situación amenaza el abastecimiento de alimentos en momentos en que Venezuela no solo enfrenta una pandemia, sino también una emergencia humanitaria con más de 9 millones de personas que padecen hambre, según información de las Naciones Unidas. “No hay gasolina para hacer la recolección de los alimentos”, asegura un productor agrícola.
“¡A Venezuela no la detiene ni petróleo a 10 ni a menos 10!”, advirtió Nicolás Maduro días atrás, asegurando que el país está “entrenado” para ello. No obstante, cerca del 80% de los ingresos de Venezuela en 2019 provinieron del crudo, según la consultora privada Ecoanalítica.
El desplome de los precios del oro negro se une en el caso venezolano a una menguante producción. La oferte de Venezuela se ha venido a pique, a los niveles de mediados de los años 40. En consecuencia, el flujo de caja se reduce cada vez más en un país dependiente de las importaciones.
Sin liquidez, el gobierno emite dinero para cubrir el agujero fiscal, lo que alimenta la inflación. La caída del crudo de esta semana coincide con un repunte importante de los costos de alimentos y medicinas en plena cuarentena por el COVID-19, con 318 contagios confirmados y 10 muertos. La moneda local, el bolívar, se deprecia cada vez más.