Biden dice que Putin “ya perdió la guerra”

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Ucrania

WASHINGTON.—El presidente de Rusia, Vladímir Putin, «ya perdió la guerra» en Ucrania y la actual contraofensiva de Kiev para reconquistar los territorios ocupados en casi 17 meses de guerra lo obligará a negociar, afirmó el presidente estadounidense, Joe Biden.

Putin «podría poner fin a la guerra mañana, solo tendría que decir: ‘Me detengo’«, declaró Biden durante una visita a Finlandia para celebrar la reciente adhesión a la OTAN del país nórdico, fronterizo con Rusia.

«Pero no hay posibilidad de que [Putin] gane la guerra en Ucrania (…). Ya la perdió«, debido a la falta de recursos militares de Rusia y a sus dificultades económicas, prosiguió.

A pesar del lento avance de la contraofensiva ucraniana en el este y el sur, el presidente estadounidense se dijo convencido de que Moscú terminará solicitando negociaciones y de que la guerra no se alargará durante años.

«Mi esperanza y mi expectativa son que Ucrania realice avances significativos en su ofensiva y que eso conduzca a una solución negociada en algún momento», afirmó.

Biden reiteró la promesa de que Ucrania terminará formando parte de la OTAN, pese a la frustración de la exrepública soviética por no haber obtenido un calendario de adhesión durante la cumbre de la Alianza de defensa transatlántica de esta semana en Lituania.

«No se trata de saber si [los ucranianos] se adherirán a la OTAN, sino de saber cuándo se podrán adherir. Y se adherirán», declaró.

Putin advirtió poco después que el eventual ingreso de Ucrania a la OTAN «no mejorará la seguridad de ese país y de una manera general volverá más vulnerable al mundo y provocará tensiones adicionales en la escena internacional».

Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022 alegando, entre otras razones, la necesidad de impedir que la exrepública soviética se integrase un día a la alianza de defensa transatlántica liderada por Estados Unidos.

Ucrania obtuvo en la cumbre de la OTAN promesas de mayor apoyo militar de las potencias occidentales. Un apoyo que Putin minimizó.

Los misiles occidentales «causan daños, pero no está sucediendo nada crítico en las zonas de combate donde se han utilizado. Lo mismo ocurre con los tanques de fabricación extranjera», afirmó en una entrevista transmitida por la televisión estatal rusa.

Un general ucraniano anunció que las fuerzas armadas ya recibieron bombas de racimo, un tipo de armas sumamente controvertidas prometidas por Estados Unidos.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió que el uso de esas armas, que desperdigan submuniciones en un vasto terreno, obligaría a Rusia a «tomar ciertas contramedidas», que serán decididas por sus fuerzas armadas.

Tras el fin de la cumbre de la OTAN, Rusia lanzó una serie de ataques aéreos contra Ucrania, que aseguró por su parte haber destruido 20 drones explosivos y dos misiles de crucero rusos.

Los bombardeos nocturnos dejaron al menos cuatro heridos en Kiev, según las autoridades.

El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, indicó que la entrega de aviones de combate occidentales F-16, necesarios según Kiev para golpear detrás de la línea de frente rusa, se consideraría una amenaza «nuclear», ya que esos aparatos son capaces de transportar armas atómicas.

Sin embargo, según Biden, no hay «una perspectiva real (…) de que Putin use armas nucleares», pues «no solo Occidente, sino también China y el resto del mundo han dicho: ‘No entres en ese terreno'».

Biden llegó el miércoles a Finlandia para cerrar la gira europea que comenzó el domingo en Londres.

Finlandia dejó atrás décadas de neutralidad y en abril se convirtió en el miembro número 31 de la OTAN.

La entrada del país, que implica que Rusia tiene ahora otros 1.300 kilómetros de frontera con la OTAN, es un revés estratégico para Moscú. Suecia debería entrar a su vez en breve tras el visto bueno de Turquía.

El presidente estadounidense también habló de la revuelta abortada en junio del grupo paramilitar ruso Wagner y bromeó diciendo que su líder, Yevgueni Prigozhin, debe tener «cuidado con lo que come».

La visita a Finlandia simboliza el gran giro en las relaciones entre Washington y Moscú en los últimos años.

Hace cinco años, en la misma sala de Helsinki, el entonces presidente Donald Trump celebró una conferencia de prensa conjunta con Vladímir Putin.