BEIRUT.- Los bombardeos del gobierno sirio mataron a por lo menos una docena de personas en Idlib, aún en manos de los opositores, según los trabajadores de rescate, en el hecho de violencia más reciente que amenaza una tregua mediada por Rusia y Turquía en la región noroeste.
El bombardeo del jueves mató al menos a 12 personas e hirió a decenas más en la ciudad de Kafr Nabl, donde un misil golpeó un mercado, dijo Obada Dhikra, director de la Defensa Civil de Siria, también conocida como los Cascos Blancos. El número de muertos podría aumentar debido a la gravedad de las lesiones, agregó. Entre los muertos había un niño, informó el sitio web de noticias Al Araby, citando a un trabajador anónimo de los Cascos Blancos.
Por otra parte, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en el Reino Unido, informó que los bombardeos del gobierno habían matado a otros 17 civiles en las últimas 24 horas en diferentes lugares del noroeste. El monitor de guerra dijo que la mitad de los muertos eran menores de 18 años.
El noroeste, que alberga a unos tres millones de personas, representa el último gran territorio que ocupan los opositores al presidente sirio Bashar al-Assad.
El año pasado, el gobierno sirio, respaldado en la guerra por Rusia e Irán, estaba preparado para montar una ofensiva importante en partes del noroeste, incluyendo Idlib y zonas adyacentes de las provincias de Hama y Alepo, lo que generó preocupación por una catástrofe humanitaria.
Pero el ataque se pospuso después de que Moscú cerrara un acuerdo con Ankara que incluía la creación de una «zona desmilitarizada» en la región. Rusia es el aliado más fuerte del gobierno y Turquía respalda a algunos grupos rebeldes y tiene tropas en el noroeste.
La oficina humanitaria de las Naciones Unidas dijo que la escalada de violencia ya había matado a 90 civiles en la región de Idlib en marzo, casi la mitad de ellos niños. Añadió que más de 86.500 personas abandonaron sus hogares en febrero y marzo como resultado de la escalada.
La ONU también expresó su preocupación por el «aumento de los bombardeos en las líneas del frente, una intensificación de los ataques aéreos y un número creciente de ataques con dispositivos explosivos improvisados en áreas urbanas».
Hablando en una conferencia de prensa en Damasco el jueves, Walid al-Mouallem, ministro de Relaciones Exteriores de Siria, dijo que su gobierno estaba cada vez más impaciente por recuperar Idlib, la última región fuera de su control, aparte del norte y noreste kurdos, donde Estados Unidos conserva una pequeña presencia de tropas.
Muallem consignó que Turquía no había logrado garantizar la retirada de los grupos armados de oposición de una zona de amortiguación planificada a lo largo de la línea del frente, según lo estipulado por la tregua acordada en la localidad rusa de Sochi el año pasado. «Se sabe que Turquía es responsable de un retraso en la implementación» del acuerdo, dijo, y agregó: «Honestamente, todavía estamos esperando que se aplique el acuerdo de Sochi, pero nuestra paciencia tiene sus límites y debemos liberar esta tierra«.
Más de la mitad de la población de la región de Idlib ya ha huido de las ofensivas del gobierno en otras regiones controladas por los opositores. Muchos viven en tiendas de campaña, en las que dependen de la ayuda humanitaria y son muy vulnerables al resurgimiento de un conflicto total.