PARÍS.- La huelga llevada a cabo por los transportistas contra la reforma de las pensiones de Macron es las más grande de los últimos 12 años. Diez líneas del metro de París están cerradas, no hay autobuses y los atascos son interminables.
La protesta es la primera respuesta del brazo sindical contra la reforma de las pensiones que prepara el Gobierno de Emmanuel Macron.
La huelga afectó también a los trenes de cercanías que utilizan cada día miles de personas que viven o trabajan en los suburbios de París.
Los trabajadores del metro de París, así como los empleados de otros rubros considerados como difíciles o peligrosos, perderían los beneficios asociados a sus regímenes especiales, los cuales actualmente les permite, por ejemplo, jubilarse antes que los demás franceses.
El auditor del Estado Francés, el Tribunal de Cuentas, afirma que la edad promedio de jubilación de los trabajadores de la Red de Transportes de Cercanías de París e Isla de Francia (RATP) en 2017 era de 55,7 años, frente a los 63 de la mayoría de los trabajadores franceses.
Los trabajadores defienden que “estos regímenes no son una ventaja, sino un derecho” y que la “masiva movilización es una muestra del descontento social y político” que atraviesa el país europeo.
Esta protesta se perfila como la mayor en los transporte de París desde 2007, cuando el expediente Nicolas Sarkozy impulsó una reforma de pensiones que retrasó la edad de jubilación de los funcionarios públicos.