LONDRES.— China ya no es bienvenida en el sector del acero del Reino Unido, afirmó el domingo el ministro de Negocios británico, Jonathan Reynolds, luego de que el gobierno aprobara una legislación de emergencia para asegurar el control de British Steel, de propiedad china.
Reynolds explicó que el rechazo del grupo chino Jingye a aceptar un paquete de ayuda gubernamental de aproximadamente 500 millones de libras (654 millones de dólares) para evitar daños irreversibles a los altos hornos, dejó al gobierno sin otra opción que intervenir directamente.
British Steel no respondió de inmediato a las consultas fuera del horario laboral.
En medio del exceso de capacidad global en la industria siderúrgica y desafíos como los aranceles estadounidenses, Jingye buscaba importar acero desde China para su procesamiento en el Reino Unido, según Reynolds.
Pero el cierre de los altos hornos de la planta de British Steel en Scunthorpe —que requieren funcionamiento constante y pierden 700.000 libras por día— habría dejado al Reino Unido como la única gran economía sin capacidad de producir acero primario a partir de mineral de hierro, coque y otros insumos.
Reynolds dijo que gobiernos anteriores fueron “ingenuos” al permitir la entrada de empresas chinas en el sector del acero. Señaló que grandes compañías industriales como Jingye tienen vínculos directos con el Partido Comunista chino, y que Pekín entendería por qué su propuesta era inaceptable para Londres.
“Hay que ser claros: hay sectores donde podemos cooperar, y otros donde, sinceramente, no podemos. Personalmente, no traería a una empresa china a nuestro sector siderúrgico. Es un área muy sensible”, sostuvo.
Jingye compró British Steel al gobierno británico en 2020, tras la insolvencia de la empresa.
Desde que asumió en 2024, el gobierno laborista ha intensificado el diálogo con China, tras años de tensiones con los conservadores por los derechos humanos, Hong Kong y, más recientemente, restricciones a la inversión por motivos de seguridad.
Reynolds agregó que otros sectores, como la industria automotriz, las ciencias biológicas o los productos agrícolas, son menos sensibles y más aptos para inversiones chinas.
La ministra de Finanzas, Rachel Reeves, visitó Pekín en enero, y el canciller chino Wang Yi estuvo en Londres en febrero para reactivar conversaciones suspendidas durante más de seis años.