BUENOS AIRES.- A ocho días de asumir como la vicepresidenta de Argentina, Cristina Kirchner acudió este lunes a los tribunales para declarar en un juicio por corrupción, el cual ella denuncia como parte de un plan para “destruir líderes populares y democráticos”.
Esta fue la primera vez que Kirchner habló en su defensa ante el tribunal que la enjuicia como la cabecilla de una asociación ilícita, acusada de favorecer al empresario Lázaro Báez en el otorgamiento de licitaciones de obras viales en la provincia de Santa Cruz, al sur de ese país sudamericano.
La flamante política basó su defensa en asegurar que es víctima de una persecución del Poder Judicial, iniciada por el gobierno de Mauricio Macri en contra de opositores. Fernández de Kirchner mencionó el lawfare, una conspiración entre los grandes medios de ese país y el aparato judicial con el fin de “destruir y demonizar a los gobiernos populares y democráticos”.
La futura vicepresidenta electa afirmó que se trata de un plan “sistemático” que avanza por el resto de América Latina y se quejó, de manera alevosa, de que el TOF 2 no le permitió transmitir su indagatoria a través de las cámaras del Centro de Información Judicial (CIJ).
Por momentos, se la pudo ver desequilibrada emocionalmente y fiel a su estilo en un tono inquietante aseguró que los que deberían responder preguntas son los jueces y no ella. Asimismo, acusó al juez Julián Ercolini de ser parte de la persecución contra opositores.
Otro de los argumentos de la expresidenta para desacreditar la causa en su contra, fue asegurar que ella no tuvo injerencia en el modo en el que se la pagó a las empresas de su socio, Lázaro Báez. Señaló que el dinero estatal que recibió el empresario estaba incluido en los presupuestos que se aprobaban en el Congreso Nacional.
Vestida con una chaqueta blanca, Kirchner extendió su audiencia pública por cuatro horas, cuando ella misma abruptamente decidió cuándo terminarla.
Asimismo, Kirchner reprochó el tratamiento recibido en este y en otros casos en los que se la indaga, y especialmente criticó que se haya incluido a sus hijos Máximo y Florencia en una de las causas.
“La historia me absolvió y me absolverá, y a ustedes los va a condenar la historia”, dijo ante el tribunal al cerrar su discurso, una frase que evoca Fernández del líder cubano Fidel Castro en su defensa tras el asalto al Cuartel Moncada en 1953.
Fernández de Kirchner asumirá como vicepresidenta el próximo 10 de diciembre, tras la victoria electoral de la fórmula peronista que integró con Alberto Fernández. Actualmente, como senadora, tiene fueros parlamentarios que la han eximido de cumplir con la prisión preventiva solicitada ya por los jueces.
Cuando sea vicepresidenta, y por tanto también presidenta del Senado, se requerirá un juicio político en el Congreso antes de retirarle los fueros.
De todas maneras, a Kirchner le quedan ocho procesamientos, la mayoría por acusaciones de contrataciones irregulares y cohecho pasivo cuando era jefa de Estado. Cuatro han sido elevados ya a juicio oral, si bien aún no hay fecha de inicio.
