BUENOS AIRES.– El mazazo electoral que sufrió La Libertad Avanza (LLA) en la provincia de Buenos Aires abre una semana cargada de incertidumbre para el mercado cambiario. El mensaje de las urnas fue inequívoco: el oficialismo perdió un bastión económico y político, y la reacción inmediata se espera se traslada al dólar y a los activos argentinos.
Mientras los operadores digieren una derrota que nadie en la city había previsto con semejante amplitud, el dólar paralelo arranca el lunes con la mira puesta en la parte alta de la banda de flotación.
El salto nocturno del “dólar cripto” hasta los $1.473 es solo la primera señal de una presión que promete trasladarse al resto de las cotizaciones. La expectativa es que el mercado busque rápidamente cobertura en divisas, empujando al Banco Central a decidir si quema reservas para moderar el impacto o deja correr la corrección.
Así lucen los lugares de la provincia de Buenos Aires donde el peronismo/kirchnerismo acaba de ganar las elecciones y gobierna de forma ininterrumpida desde la década de 1980. pic.twitter.com/ddU5k81G2E
— Progresismo Out Of Context (@OOCprogresismo2) September 8, 2025
Los bonos y acciones argentinas no escapan al nerviosismo: en Wall Street los ADRs ya insinuaban pérdidas cercanas al 10% antes de la apertura, mientras el riesgo país amenaza con volver a niveles que rozan los 1.000 puntos básicos. El trasfondo es un Gobierno debilitado por las urnas, que encara una licitación de deuda decisiva con pocos dólares líquidos y un margen político cada vez más estrecho.
El mensaje de Javier Milei fue de continuidad, casi de trinchera: “no habrá cambios en el programa económico”, insistió tras reconocer el golpe. Sin embargo, los números fiscales y monetarios muestran un esquema frágil, con reservas acotadas, vencimientos externos en el corto plazo y una demanda de dólares que revive con cada signo de debilidad política.
La derrota bonaerense, además, exhibe algo que los indicadores macro ya insinuaban: inflación que deja de bajar, consumo deteriorado, crédito retraído y salarios sin recomposición real. La narrativa de equilibrio fiscal pierde potencia cuando el bolsillo aprieta. El voto de castigo refleja que la paciencia social tiene límites y que el mercado, ante señales políticas adversas, corre más rápido que la política.
Con el peronismo reposicionado en la provincia más poblada, la lectura del mercado es simple: el Gobierno perdió aire en la negociación política y la cobertura en dólares vuelve a ser refugio. Si no hay un cambio de expectativas, el riesgo es que la presión cambiaria se transforme en una dinámica difícil de domar, con efectos inmediatos sobre el costo del financiamiento y la confianza.
El lunes comienza con un interrogante clave: ¿contendrá el Banco Central la corrida o administrará la volatilidad? La respuesta marcará el pulso de una semana que ya nace con olor a tensión.