El giro hacia la derecha en América Latina

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    Santiago Escobar Rodriguez



    Para hablar del cambio político que sucede en la región y que tiene a la mayoría de países sumergidos en un proceso de polarización que parece estar lejos de culminar, hay que empezar a analizar el fenómeno desde el viejo continente.

    Los británicos, cansados del crecimiento descontrolado de la burocracia en la Unión Europea (UE), con sus leyes de exportación demasiado rigurosas, su gasto público exorbitante y la injerencia en la economía y política nacional, fueron condiciones que sirvieron de caldo de cultivo a un movimiento de carácter nacionalista que le permitió al Reino Unido recuperar su autonomía como Monarquía.

    Cruzando el Atlántico, en Estados Unidos, vino la victoria del empresario Donald Trump, quien consiguió la presidencia con una candidatura políticamente incorrecta, impulsada por el mal uso de las nuevas tecnologías. La base del discurso de Trump fue Make America Great Again (Hacer América Grande Otra Vez), que en otras palabras significa producir en libertad, reducir el gasto junto con la burocracia y garantizar la seguridad, por supuesto, desde la República.

    De este modo comenzó a gestarse un cambio en el mapa político de Latinoamérica, con un giro inclinado hacia el neoliberalismo, en ocasiones salvaje. Luego de una ola de gobiernos progresistas durante la primera década del siglo XXI, vino una contra-ola detractora que está avanzando rápidamente en la región, consolidando una hegemonía en el trazado político de América Latina que le permite alinearse más abiertamente con Estados Unidos.

    El avance de gobiernos neoliberales desde la segunda década del siglo XXI ha hecho resurgir en el imaginario colectivo la perspectiva de “fin de ciclo” de los gobiernos progresistas latinoamericanos. La idea del retorno de la derecha política al poder, ya sea por procesos electorales o mediante golpes contra la institucionalidad, es un hecho.

    Presidentes como Iván Duque en Colombia, Temer en Brasil, el destituido Kuczunski en Perú, Juan Orlando Hernández en Honduras, Lenín Moreno en Ecuador, Sebastián Piñera en Chile y Mauricio Macri en Argentina, son la cabeza de la “nueva derecha latinoamericana», que revela una aparente solidez en el discurso y en las políticas características de este modelo.

    ¿Pero, que ha llevado al poder a estos gobiernos y rezagado a las fuerzas populares? Existen varios aspectos: la inseguridad, el estancamiento económico, la falta de aplicación de la ley, la cultura, la religión, un tema que aún pesa sobre las decisiones del Estado en América Latina, el hartazgo con la radicalización del gobierno de Venezuela, el reflejo del fracaso del chavismo, la falta de renovación del discurso progresista y de sus figuras políticas, la descarada corrupción en gestiones de izquierda, mientras la derecha presiona por mantener el «statu quo”.

    Por el contrario, la reacción de la derecha ha sido modernizarse y defender con mayor firmeza las instituciones democráticas. En los ciudadanos ha aumentado el apoyo al libre mercado y la oposición al intervencionismo y las políticas proteccionistas. Es el neoliberalismo el beneficiado de este giro en la opinión.

    En resumen, los nuevos gobiernos de la derecha regional no desarrollaron un cambio radical en sus discursos y tampoco en la política económica, ya que hicieron un ejercicio de réplica de procesos de ajuste provenientes de finales del siglo XX.

    Sin embargo, la derecha logró la profesionalización de la campaña política, como si se tratase de un negocio, en donde han encontrado en las nuevas tecnologías informáticas una especie de terreno inexplorado para vender productos e ideas.

    El caso de Brasil, con el candidato de ultraderecha Jair Bolsonaro, puede ser la puerta a brotes de este tipo en Latinoamérica, un extremo peligroso para cualquier nación, sobre todo una como el gigante sudamericano. El mini Trump latinoamericano ha sido acusado por la Organización de los Estados Americanos de utilizar la plataforma de mensajería “WhatsApp” para reproducir bombardeos en grandes cantidades de noticias falsas sobre su principal detractor, Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores.

    Con esta acusación, gestada en el diario Folha de Sao Paulo, Brasil entró en el radar de las tramas políticas tejidas con la ayuda de redes sociales, como ocurrió en Colombia con el plebiscito sobre los Acuerdos de Paz, en las elecciones las presidenciales de Estados Unidos  en 2016 y con el Brexit.

    En conclusión, el triunfo casi anunciado de Bolsonaro que tendrá lugar en el balotaje del próximo 28 de octubre, continuará definiendo el camino que la región latinoamericana ha elegido para sus próximos tiempos, cruzar hacia la derecha, rescatar valores anticuarios y la promesa de un país con ley, seguro y prospero, aunque no en todos los casos se cumpla.

    Esto también es un llamado de atención para el progresismo, que debe necesariamente renovar su discurso, sus políticas y sus representantes, porque la derecha en América Latina sabe a lo que vino y espera afianzarse en el poder sin una oposición contundente y prometedora a la que enfrentar.

    Santiago Escobar Rodriguez es periodista y reportero gráfico, especializado en análisis político latinoamericano, columnista freelance en Global Media Broadcasting USA.