La post pandemia ¿un nuevo orden mundial?

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    Santiago Escobar Rodriguez



    La pandemia de coronavirus expuso las debilidades del sistema de salud y sus relaciones político-económicas a nivel mundial y dejó en evidencia a algunos de sus principales actores. Sin duda alguna, el mundo transformará la manera de relacionarse, no solo entre humanos, sino a nivel geopolítico con nuevas alianzas y fracasos entre naciones. Los países que mejor gestionen la pandemia y sus efectos serán los que queden mejor posicionados para liderar el siglo XXI. 

    Los diversos indicadores económicos y financieros: como el desplome de los mercados bursátiles en Europa y Estados Unidos, los recortes a las tasas de interés de los bancos centrales; como también los distintos reportes de perspectiva económica realizados por organismos multilaterales vaticinan que el COVID-19 desatará una gran recesión económica solo comparable con la de la Gran Depresión en los años 30. 

    Después de grandes sucesos disruptivos como las guerras mundiales o las crisis económicas, la historia demostró que la gestión del Estado cobra mayor relevancia y esta vez no va a ser la excepción. Los países experimentarán un incremento sustancial en el gasto público y se verán obligados a crear nuevas agencias gubernamentales y legislaciones a favor de los más necesitados. 

    Tal vez, estaremos ante el fin de la globalización, por lo menos como la conocemos. La interrupción de las cadenas de suministro por las medidas de confinamiento están forzando a los gobiernos y a las empresas a multiplicar sus capacidades para poder operar, sobre todo en economías dependientes del comercio internacional. 

    La crisis propone un nuevo orden mundial y es aquí donde surgen las preguntas. ¿Quién liderará el cambio de paradigma?; ¿China está ganando?; ¿Estados Unidos entregará su poder hegemónico?; ¿Será la Unión Europea? Seguramente es muy pronto para saberlo, sin embargo, ya se va acomodando el tablero entre quienes se disputarán el nuevo escenario.

    La Unión Europea, en total crisis de inacción, está viendo pasar ante su mirada estéril la chance de liderar el paradigma mundial mientras se desvanece la ilusión de que la UE se ponga al frente de la situación. Al fracaso en su proyecto de integración con el Brexit como resultado de ello, hay que sumarle la imagen de la nula solidaridad entre los Estados miembros para hacer frente a la crisis sanitaria. Europa dejó claro que sus socios son reacios a perder soberanía y que en caso de hacerlo, la utilizarán en su beneficio y no en el de ningún otro país. 

    ¿Será Estados Unidos quién tome el mando y guíe al mundo a la salida de la pandemia?. Dudoso. Ese rol comienza a agotarse, y no porque no esté gestionando correctamente la crisis sanitaria; sino porque su posición de líder hegemónico comienza a dar síntomas de cansancio, ya que la conducta capitalista que tan rentable ha sido para ese país a lo largo de la historia; comienza a no tener sentido en un mundo donde la soberanía de los Estados es cada vez más fuerte.

    Todo esto, mientras China busca la manera de exponer su poderío tecnológico, el dinamismo de su economía y su sistema político totalmente blindado.

    Es aquí donde se puede empezar a ver la tendencia del cambio de poder de occidente a oriente, que se profundiza con la buena gestión sanitaria de países como Japón, Corea del Sur y China en la respuesta a la pandemia por parte de sus gobiernos. 

    A la lucha por la tecnología 5G y a la guerra económica, ahora se suma la escalada de acusaciones entre Estados Unidos y China por el manejo de la crisis y la carrera por la hegemonía de la vacuna.

    La opacidad de China en cuanto al manejo de datos y la información suministrada al inicio del brote es totalmente cuestionable, pero está cambiando la imagen que exportó tras conocerse la manipulación de datos. 

    Así lo plantea John Gray, filósofo político de la London School of Económics. “En vez de desaprovechar la crisis, el presidente de China se está sirviendo de ella para incrementar la influencia de su país a nivel mundial”.

    China asegura que ya controló su epidemia, lo que ahora le proporciona mejores condiciones para poner en marcha la economía, mientras que América aún no resuelve la crisis sanitaria y Europa no tiene idea de cómo enfrentar lo que se avecina en materia económica, social y financiera. 

    El alivio de la deuda por parte del G20, del cual China es miembro, a países pobres, muestra el nuevo rol que Pekín pretende ejercer. En el pasado el gigante asiático se caracterizó por regatear la deuda bilateralmente para obtener concesiones políticas. Ahora, la decisión del grupo de los 20 es una señal de que Pekín está dispuesto a ser más generoso, lo que traduce que está listo para gastar el dinero que sea necesario para desempeñar su nuevo rol como líder mundial. 

    En cuatro meses China pasó de ser el origen de la enfermedad a exaltar sus victorias diplomáticas ofreciendo ayuda a distintos países alrededor del mundo, incluyendo de América Latina, donde la gran potencia Estados Unidos ha estado más bien ausente. Esta maniobra china ha sido llamada por algunos expertos “la diplomacia de la mascarilla china”. 

    Pekín ha enviado ayuda a Irán, Ucrania, Italia, España, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Argentina e incluso Estados Unidos, y no solo a través de insumos sanitarios, sino también con expertos que estudien y contribuyan a dar una respuesta efectiva a la pandemia.  

    No obstante, sería inocente considerar que la ayuda china es meramente altruista, si bien el país asiático prefiere mantener un perfil bajo, lo que busca es expandir su influencia en el mundo ofreciendo salvavidas en infraestructura, instalaciones médicas y ayuda humanitaria como ya ocurrió en la crisis de 2008.

    Sin duda, la pandemia ha desestabilizado la geopolítica internacional y China está convirtiendo la crisis en una oportunidad para ejercer liderazgo y limpiar su imagen a nivel mundial. Pero, ¿bastará para despojar del papel de líder mundial a Estados Unidos?, veremos, seguramente quien desarrolle la vacuna para el COVID-19 tendrá la ventaja para guiar a la humanidad al nuevo orden mundial. 

     

    Santiago Escobar Rodriguez es periodista y reportero gráfico, especializado en análisis político latinoamericano, columnista freelance en Global Media Broadcasting USA.