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La economía venezolana se sustenta básicamente en la venta de petróleo, Y PDVSA ha sido siempre la empresa insignia de la República. Tal era la necesidad de mantenerla operando dentro de los mercados globales, que Hugo Chávez puso a cargo a uno de sus hermanos de mayor confianza, Asdrúbal Chávez, de la conducción del estratégico departamento de comercio internacional.
Los dislates financieros del mesianismo de Chávez, entre ellos la utilización los ingresos petroleros para financiar sus revoluciones bolivarianas en Latinoamérica, en sociedad con los Kirchner en Argentina, Fidel Castro, Rafael Correa, Evo Morales y demás títeres que alababan y obedecían al comandante bolivariano mientras supo extender jugosos créditos, facilitando al mismo tiempo negocios espurios, muchos de los cuales han producido en estos últimos meses detenciones de políticos y empresarios, principalmente en Brasil, Argentina y Ecuador, han pavimentado el camino para que ahora, y esta vez de la mano de Nicolás Maduro, el abismo sea el destino final, un hombre que escucha un pajarito que le habla y lo ayuda a tomar decisiones, que desde que ha asumido la presidencia de la nación, ha conducido la economía de manera tal, que los hermanos venezolanos solo piensan en como emigrar escapando con los puesto a donde sea y al precio que sea, los que no logran hacerlo están destinados a la miseria cotidiana, falta de alimentos, medicinas, elementos básicos de supervivencia y una represión de la mano de la siempre dispuesta estructura militar y bajo las ordenes del verdadero hombre poderoso de Venezuela, el general Diosdado Cabello, jefe de jefes, responsable absoluto del denominado Cartel de los Soles, la estructura más grande de tráfico de cocaína desde los tiempos de los carteles colombianos.
Cabello es en la práctica quien le dice a Maduro a que hora levantarse, que comer, cuando comer, cuando hablar, que decir, y cuando callarse.
Quienes conocen íntimamente los corredores del poder en Caracas saben de la paranoica preocupación de Maduro con respecto al narco general, que ocurriría si Cabello llegase a la conclusión de que el presidente del pajarito puede complicarle la existencia futura, seguramente enviaría a Maduro a una de los calabozos del SEBIN, todo esto al momento en que se presume que los Estados Unidos y otras potencias occidentales han iniciado la jugada para acabar de una vez con la miseria venezolana, la inteligencia militar al mando de los generales acusan a estos países de atentar contra su soberanía, sostenida a fuerza de hambre, terror, centros de tortura y detenciones extra judiciales.
Los generales del temido Servicio de Inteligencia Bolivariano, ya “sienten” la presencia de “contratistas de inteligencia” foráneos, desparramados a lo largo del territorio, se los conoce por quirúrgicos, efectivos, han logrado objetivos en otras parte del mundo que ni siquiera ejércitos enteros han conseguido, no pueden ser identificados bajo ninguna bandera, pero la cúpula militar de Caracas cree que trabajan bajo órdenes específicas del país del norte y sus aliados, las sospechas de que varios altos oficiales militares ya han acordado cooperar con estos contratistas a cambio de cobertura y protección futura, siembra desconfianza y miradas cruzadas entre los mandos.
Dentro de este contexto, y sin la simpatía y protección de sus homólogos del progresismo revolucionario nacional y popular, Maduro se encuentra solo.
Fidel Castro ha muerto y Cuba se encamina hacia el capitalismo social, Rafael Correa convertido en fugitivo ya no puede ayudar, y una casi esquizofrénica Cristina Kirchner enfrentando cargos criminales por corrupción ni siquiera le atiende el teléfono, pero faltaba una gota que hiciera desbordar el vaso y que diera por terminada cualquier clase de soporte al régimen. Bien es sabido, que el lobby petrolero ha conseguido durante décadas generar cambios de gobierno, guerras e invasiones interminables, Canal de Suez, Guerra del Golfo 1 y 2, Oriente Medio, y ahora…Venezuela.
La diferencia aquí es que no se supone que Maduro o Diosdado vayan a detonar armas de destrucción masiva o se encuentren enriqueciendo uranio, nada de eso hace falta, ya que estos personajes se han buscado al peor de sus enemigos, y quizas el mas incontrolable, el mercado.
Venezuela ha colocado deuda a lo largo de su historia y siempre con éxito, bonos soberanos respaldados por la república y bonos PDVSA respaldados en reservas inagotables. Nunca se tuvo duda alguna de la capacidad de pago sobre estas emisiones, más allá de los gobernantes de turno. A nadie se le habría ocurrido jamás deshonrar esa deuda, ni siquiera al mismísimo Chávez, que siempre entendió que podía enfrentarse públicamente con los Estados Unidos para festejo de sus seguidores, pero al mismo tiempo conseguir recursos económicos de esa misma nación.
En noviembre del 2017 la petrolera estatal anunciaba oficialmente el pago de cupones de una serie de bonos, los PDVSA 2020, respaldados en las acciones de CITGO, los PDVSA 2035 y otros garantizados por la empresa insignia de Venezuela. Fue la gran mentira oficial, nunca se pagaron, y los tenedores de esos instrumentos financieros solo ven una forma de recuperar los miles de millones invertidos, rezar y promover la caída de Maduro y su sequito y especular a que una nueva administración reconozca esa deuda en un intento de salvar la empresa que en definitiva alimenta, educa y atiende las necesidades de todo un pueblo.
Ahora la justicia ha tomado la iniciativa, y según argumenta en la editorial del Nuevo Herald publicada hace unos días por Antonio Delgado, “La histórica decisión de un juez estadounidense que autoriza la confiscación de los activos de Citgo para cubrir las obligaciones incumplidas de la República de Venezuela podría tener un devastador impacto en el futuro económico de la nación petrolera, complicando cualquier esfuerzo de recuperación a ser emprendido después que salga el régimen de Nicolás Maduro.
Analistas insistieron en que la eventual pérdida de control sobre la filial de refinación estadounidense de la estatal Petróleos de Venezuela podría poner en peligro el acceso del crudo venezolano al rentable mercado estadounidense, el cual es virtualmente el único que está generando ingresos a las quebradas arcas del Estado.
“Las consecuencias de esto son incalculables. Actualmente, Citgo garantiza el acceso a uno de los pocos lugares donde PDVSA está generando algún tipo de dinero”, dijo desde Miami Horacio Medina, ex gerente de PDVSA.”
He aquí que la sentencia de muerte del régimen que ha destruido el bienestar de sus ciudadanos ha sido firmada por el propio poder gobernante, nuevamente, el tiro de gracia no es ordenado por la CIA, los imperialistas ni los enemigos de la revolución, el tiro de gracia es casi una orden ejecutiva del más temido y menos esperado enemigo del régimen, el mercado, y su gatillo tiene nombre y fecha de vencimiento, se llama PDVSA 2035.
El ingeniero Pedro Mantellini, egresado de Syracuse Uiversity, fue uno de los principales consejeros en la presidencia de PDVSA coordinando la planificación estratégica por más de una década, asesor de diferentes comités de energía globales, vive actualmente exiliado en los Estados Unidos.