WASHINGTON.— Este jueves, Estados Unidos detuvo en Texas a dos líderes del cártel de Sinaloa: Ismael «Mayo» Zambada, cofundador de la organización, y Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín «El Chapo» Guzmán, según informó el Departamento de Justicia. Esta acción representa uno de los golpes más significativos contra la banda criminal.
Los líderes del cártel fueron capturados tras una operación de infiltración cuando su avión privado aterrizó en El Paso, Texas, en lugar de su destino original en el sur de México, como inicialmente habían planeado. Joaquín Guzmán López había atraído a «El Mayo» con engaños para que abordara el avión, que en realidad se dirigía hacia el norte.
El secretario de Justicia estadounidense, Merrick Garland, confirmó que ambos están acusados de su implicación en la producción y tráfico de fentanilo, un potente opioide considerado la mayor amenaza de drogas en el país. Anne Milgram, jefa de la DEA, destacó que la detención de Zambada es un golpe crucial para el cártel, que ha sido responsable de la distribución masiva de fentanilo y metanfetamina.
Ismael Zambada, de 76 años, es conocido por su bajo perfil y su habilidad para evitar la justicia a lo largo de su carrera. Mientras tanto, Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de «El Chapo», quien cumple cadena perpetua desde 2019, es otro objetivo clave en la continua ofensiva contra la organización.
El cártel de Sinaloa ha sido señalado como uno de los principales responsables de la crisis de fentanilo en Estados Unidos y de la violencia asociada al narcotráfico en México. La red criminal ha establecido conexiones con altos niveles de la policía y el ejército en México y ha sido implicada en escándalos internacionales de lavado de dinero.