El 82% de los alemanas desaprueba la gestión Scholz

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BERLÍN.—El último sondeo realizado por el instituto de investigación alemán ARD-DeutschlandTrend revela un considerable descontento entre la opinión pública alemana hacia la gestión de su canciller, Olaf Scholz. Los resultados marcan el nivel más alto de desaprobación jamás registrado en el país desde 1997.

La encuesta publicada el 8 de diciembre señala que la aprobación del canciller alemán, Olaf Scholz, alcanzó el índice más bajo jamás registrado por un jefe de Gobierno en el país.

Según los datos presentados por el instituto de investigación ARD-DeutschlandTrend, el 82% de los encuestados, es decir, cuatro de cada cinco alemanes, expresaron su insatisfacción con la gestión de Scholz. Este nivel de desaprobación es el peor que se ha registrado desde que se comenzaron a llevar a cabo estas encuestas en 1997.

Entre los entrevistados, solo el 20% consideró satisfactorio el desempeño de Scholz. Asimismo, el 71% indicó que Scholz no infunde confianza en su capacidad para gestionar crisis, y el 68% opinó que no está a la altura del cargo.

La habilidad comunicativa de Scholz también recibió críticas, con un 84% que no lo considera un comunicador convincente, frente a un 12% que tiene una percepción positiva sobre esta área.

La encuesta refleja un malestar generalizado en la opinión pública alemana con respecto a la coalición gubernamental liderada por el canciller, compuesta por los partidos Socialdemócrata, Demócratas Libres y el Partido Verde.

Dentro de la coalición, el ministro de Defensa, Boris Pistorius, fue el único que obtuvo una valoración ligeramente positiva, con un 52% de aprobación en su labor ministerial. Más de la mitad de los encuestados (54%) expresaron su apoyo a la reducción de la ayuda militar enviada por Alemania a Ucrania.

Estos hallazgos llegan aproximadamente un mes después de que el Tribunal Constitucional de Alemania declarara inconstitucionales los planes del Gobierno para reasignar un excedente de 60 mil millones de euros destinados a combatir el COVID-19, con el objetivo de financiar la agenda de transición energética.

Este plan buscaba canalizar los fondos en forma de subsidios para los sectores energético, industrial y de microchips, con el propósito de revitalizar la economía alemana estancada y acelerar la transición energética.

Desde febrero de 2022, Alemania ha enfrentado una crisis en el suministro energético debido al conflicto entre Rusia y Ucrania, que ha impactado las cadenas de suministro rusas de gas y petróleo hacia Europa.