JERUSALÉN.- Con el 72% de los votos de las elecciones legislativas escrutados, el partido Likud, se mantiene a la cabeza, pero obtendría 35 escaños, en lugar de los 37 que le otorgaban el 2 de marzo los sondeos a pie de urna difundidos por los medios israelíes.
El partido del primer ministro, Benjamín Netanyahu, habría logrado un 28,38% de apoyo del electorado frente al 26,25% del conseguido por su rival, Azul y Blanco, encabezada por el exjefe del Estado Mayor Benny Gantz. Este porcentaje supondría a Azul y Blanco unos 32 escaños en la Knéset (Parlamento israelí).
Para formar coalición de gobierno son necesarios 61 asientos de los 120 de la Knéset. El bloque de fuerzas de ultraderecha, partidos nacional-religiosos y ultraortodoxos han prometido su apoyo a Netanyahu, pero el recuento de votos continúa como hasta ahora, obtendrán juntos 60 escaños, uno menos que la mayoría necesaria para formar una coalición de Gobierno.
No obstante, Azul y Blanco tiene peores perspectivas para sumar asientos. La tercera fuerza en el Parlamento sería la Lista Conjunta, integrada por partidos mayoritariamente árabes, que según el escrutinio real podría tener 17 asientos en la Knéset, el mejor resultado obtenido en todos los tiempos. Las encuestas le daban entre 14 y 15.
Según The Times of Israel, Jonathan Urich, portavoz del Likud, señaló que su partido ya empezó a “trabajar” para convencer a algún diputado opositor de que apoye al bloque de derechas de Netanyahu.
Por su parte, el primer ministro aseguró en la madrugada de este 3 de marzo ante la plana mayor de su partido que “esta noche representa una victoria gigante” y que su bloque contaba con 60 diputados de los 61 que necesita para formar gobierno.
Esta elección le podría dar a Netanyahu un impulso significativo antes de que comience su juicio penal el 17 de marzo por cargos de soborno, fraude y abuso de confianza en tres casos separados.
Esta es la tercera elección parlamentaria en menos de un año debido a que las dos rondas anteriores tuvieron resultados no concluyentes, una situación sin precedentes en la política judía.