CIUDAD DE GUATEMALA.- La madrugada del pasado 23 de abril, los cuerpos de dos mujeres fueron encontrados cerca de Jalapa, al este de la capital, con señales de tortura y violencia. Junto a los cadáveres se encontró la fotografía de una de ellas con un mensaje que decía “por panochas las matamos”. Las mataron por lesbianas.
El doble crimen, que condenado inmediatamente, entre otros, por la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU en el país, la cual puso de relevancia el mensaje “lesbofóbico”, es solo último macabro capítulo de la preocupante situación de las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales (LGBTI) en Guatemala.
El pasado 24 de marzo, un mes antes, un joven de 18 años desapareció en Huehuetenango. Apareció muerto un día después, también con signos de tortura. Sobre su piel habían escrito con cuchillo “hueco y morro”, insultos homófonos locales.
De acuerdo con un informe de Naciones Unidas, el año pasado fueron asesinadas 24 personas LGBTI en Guatemala. La Asociación Somos, por su parte, eleva la cifra a 33. Las mujeres trans son las principales víctimas de esta violencia mortal, según los datos.
Augusto Jordán Rodas, procurador guatemalteco de Derechos Humanos, se solidarizó con las familias de la víctimas y con las organizaciones de la comunidad LGBTI del país. “No podemos permitir que este tipo de crímenes con evidente tinte homófono se den en nuestro país y sobre todo pido que no quede en la impunidad. Tenemos que mandar un mensaje que en Guatemala no se van a tolerar ese tipo de asesinatos”, sentenció en un comunicado.
Una de las principales causas de este flagelo es el clima político social guatemalteco que escora cada vez más en contra de los derechos humanos de las minorías sexuales. Como en otros países de la región el país centroamericano está asistiendo al auge de un conservadurismo religioso que abandera la oposición contra las demandas feministas y de los colectivos LGBTI.