TOKIO.— La retirada del Banco de Japón (BOJ) de una década de estímulos radicales está presionando al gobierno a reconsiderar cómo financia sus amplios paquetes de gasto mediante deuda adicional, un desafío agravado por las demandas políticas de recortes fiscales permanentes.
La administración del primer ministro Shigeru Ishiba planea gastar 13,9 billones de yenes (92.000 millones de dólares) en un paquete de medidas para amortiguar el impacto del aumento del costo de vida, financiado mediante el presupuesto suplementario de este año, que se finalizará el viernes.
Se espera que la coalición gobernante de Ishiba ceda ante las demandas de los partidos de oposición para implementar recortes fiscales permanentes, lo que, según analistas, podría reducir los ingresos tributarios del próximo año en hasta 4 billones de yenes.
Estas medidas coinciden con la salida del BOJ de las tasas de interés ultrabajas, lo que incrementa el costo de financiar la deuda de Japón, que asciende a 1.100 billones de yenes, la mayor entre las naciones avanzadas y casi el doble del tamaño de su economía.
A diferencia de otros países desarrollados que han eliminado los estímulos adoptados durante la pandemia, Japón sigue implementando grandes paquetes de gasto, en parte gracias a las aún bajas tasas de interés. Sin embargo, Japón ya no puede depender del BOJ para mantener bajos los costos de endeudamiento, dado que el banco central eliminó su límite de rendimiento en marzo, presentó un plan para reducir las compras de bonos y señaló su disposición a seguir subiendo las tasas de corto plazo, actualmente en 0,25 %.
Japón destinará este año fiscal 27 billones de yenes, o el 24 % de su presupuesto total, a costos de servicio de la deuda. Aunque el rendimiento de los bonos a 10 años está muy por debajo del 2,1 % utilizado por el Ministerio de Finanzas para elaborar el presupuesto de este año, los costos podrían dispararse si los rendimientos aumentan bruscamente.
No hay señales de que las perspectivas de tasas más altas estén llevando a una contención fiscal. La emisión total de bonos del gobierno japonés (JGB) para el año fiscal actual, que finaliza en marzo, se estima en 182 billones de yenes, un 6 % menos que el año pasado, pero podría aumentar debido al paquete de gasto de Ishiba.
Los analistas esperan que la emisión total de bonos para el próximo año fiscal se mantenga mayormente sin cambios respecto a este año, o incluso aumente, dependiendo del tamaño de los recortes fiscales que están siendo negociados por los políticos.