SAN SALVADOR.—El Salvador ofreció este lunes alojar en sus cárceles a «criminales peligrosos» deportados por Estados Unidos desde cualquier parte del mundo, según anunció el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, tras mantener extensas conversaciones con el líder del país centroamericano.
Rubio, quien se encuentra en su primera gira internacional como principal diplomático de EE. UU., busca apoyo en la región para las iniciativas del gobierno de Trump destinadas a deportar a un gran número de migrantes.
El funcionario se reunió con el presidente salvadoreño Nayib Bukele y altos cargos de su administración en la residencia presidencial a orillas del lago Coatepeque, en las afueras de la capital, durante casi tres horas. En el encuentro, acordaron ampliar el compromiso de El Salvador más allá de la aceptación de sus propios ciudadanos deportados.
«Cualquier inmigrante ilegal en Estados Unidos que sea un criminal peligroso —MS-13, Tren de Aragua o cualquier otro grupo— él ha ofrecido sus cárceles para que los enviemos y los interne en sus prisiones», declaró Rubio, en referencia a miembros de bandas delictivas.
Además de facilitar la deportación de migrantes a sus países de origen, Rubio busca establecer acuerdos de «tercer país», mediante los cuales naciones aceptan ciudadanos de otros países que no reciben deportados. Cuba y Venezuela, por ejemplo, han restringido en el pasado la cantidad de deportados que aceptan, aunque el gobierno de Trump afirma que el presidente venezolano Nicolás Maduro ha acordado recibir a sus ciudadanos de vuelta.
Según Rubio, Bukele también ofreció albergar a criminales peligrosos que sean ciudadanos o residentes legales de EE. UU., aunque no está claro si Washington aceptará esta propuesta. Más detalles del acuerdo se darán a conocer próximamente, agregó.
Cabe destacar que los ciudadanos estadounidenses no pueden ser deportados legalmente desde EE. UU.
El sitio web del Departamento de Estado de EE. UU. advierte que las condiciones en las cárceles salvadoreñas son «duras y peligrosas», y que la sobrepoblación representa una amenaza grave para la salud y la vida de los presos. También señala que muchos centros penitenciarios carecen de condiciones adecuadas de saneamiento, agua potable, ventilación y control de temperatura.
Bukele, por su parte, afirmó en una publicación en X que había ofrecido a EE. UU. «la oportunidad de subcontratar parte de su sistema penitenciario».
«Estamos dispuestos a recibir únicamente criminales condenados (incluidos ciudadanos estadounidenses) en nuestra mega prisión… a cambio de una tarifa», escribió el mandatario, en referencia al Centro de Confinamiento del Terrorismo de su país.
«La tarifa sería relativamente baja para EE. UU., pero significativa para nosotros, haciendo que nuestro sistema penitenciario sea sostenible», añadió.
El gobierno de Trump considera a Bukele un aliado clave en sus políticas migratorias en la región. El presidente salvadoreño ha implementado una severa estrategia de seguridad, con más de 80.000 arrestos y una reducción drástica de los homicidios. Washington le atribuye el mérito de haber disminuido el número de salvadoreños que intentan ingresar ilegalmente a EE. UU.
Desde su toma de posesión el 20 de enero, el presidente Trump ha intensificado las deportaciones de migrantes a América Latina, incluso utilizando aviones militares para los vuelos de repatriación.
Este lunes, su administración revocó la protección contra la deportación de cientos de miles de venezolanos en EE. UU.
La semana pasada, Trump anunció la expansión del centro de detención en la base naval de Guantánamo, Cuba, con capacidad para albergar hasta 30.000 personas.