WASHINGTON.— Los líderes republicanos del Senado siguen buscando desesperadamente los votos necesarios para aprobar el proyecto de ley fiscal y de gasto de 3,3 billones de dólares impulsado por Donald Trump, mientras las disputas internas amenazan con desbaratar la piedra angular de su agenda doméstica.
Durante la noche del lunes y la madrugada del martes, los senadores votaron una serie de enmiendas al extenso proyecto, incluidas disposiciones en materia de energía y salud que podrían avivar aún más las divisiones dentro de un partido enfrentado por los recortes a los programas sociales, los créditos fiscales a la energía limpia heredados del gobierno anterior y el costo total del paquete.
Actualmente, hay ocho senadores republicanos que aún no apoyan el proyecto, y el líder de la mayoría, John Thune, solo puede permitirse perder tres votos dentro de su bancada si quiere que la iniciativa sea aprobada. Dos de los opositores —Rand Paul (Kentucky) y Thom Tillis (Carolina del Norte)— ya se manifestaron firmemente en contra, lo que deja escaso margen de maniobra mientras el senador por Dakota del Sur intenta reunir los 50 votos necesarios.
Trump se mantuvo en contacto con los legisladores el lunes, como lo hizo durante el fin de semana, según un funcionario de la Casa Blanca, quien aseguró que el gobierno sigue siendo optimista y confía en que el presidente podrá firmar la ley antes del viernes. Poco después de la medianoche, Trump volvió a promocionar el proyecto en Truth Social, advirtiendo que no aprobarlo resultaría en aumentos impositivos históricos.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, muy involucrado en las negociaciones, también se mostró optimista respecto a una pronta aprobación en el Senado.
Thune, sin embargo, se mostró más cauto. Consultado el lunes por la noche sobre si había avances, respondió: “Esto es un proceso colaborativo”.
“El Partido Republicano sigue hecho un desastre”, declaró a la prensa el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Antes de que el Senado pueda votar a favor o en contra del proyecto, los legisladores deben analizar decenas de enmiendas, la gran mayoría de las cuales no prosperará. Pero el resultado de algunas de ellas pondrá a prueba la capacidad de Trump como negociador y podría definir el destino de su ley.
Una enmienda sobre inteligencia artificial, sin embargo, fue aprobada con abrumador apoyo bipartidista: el Senado votó 99 a 1 para eliminar una disposición que habría impedido a los estados regular la IA. Esta decisión representa un revés para las empresas tecnológicas y aliados de Trump en Silicon Valley que impulsaban una pausa regulatoria sobre esta tecnología emergente.

