El suministro de agua fue restaurado en Trípoli

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TRÍPOLI.- El suministro de agua para los 2,5 millones de habitantes de Trípoli se restauró dos días después de que los milicianos lo cortaran, lo que permitió que la capital sitiada escapara de la trágica escasez que podría haber causado una crisis humanitaria.

El general de brigada Mohammed bin Nayel, general del comandante renegado de Libia, Khalifa Haftar, dijo que el agua del río industrial había comenzado a fluir a través de sus rutas normales. «El proyecto del Gran Río Hecho por el Hombre pertenece a todos los libios y no será afectado por las fuerzas armadas libias», declaró bin Nayel, quien está a cargo de la zona militar de Barak.

La autoridad a cargo del Gran Río Hecho por el Hombre, una red de tuberías que suministra agua subterránea desde el Sahara, también confirmó la reanudación de los suministros. «La crisis de la interrupción de los suministros de agua ha terminado y los flujos han comenzado», aseguró en un comunicado.

Anteriormente, los residentes y funcionarios habían informado que hombres armados habían cortado la tubería principal de agua, lo que obligó a los trabajadores a cerrar las válvulas de control de flujo. «Cortar el suministro de agua de la capital y sus alrededores por parte de grupos que siguen a Khalifa Haftar es otro acto de violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra», afirmó el gobierno en un comunicado emitido el martes.

El gobierno de Trípoli culpó a un grupo que también cortó los suministros de agua en 2017, y dijo que su comandante, Khalifa Ehnaish, era parte de las autoproclamadas fuerzas del Ejército Nacional de Libia (LNA) en el este de Haftar.

Sin embargo, bin Nayel negó la participación de LNA y dijo que lo que sucedió fue «un accidente de un individuo que no representa a ninguna región o tribu». También dijo que se enviarían refuerzos militares a la estación de control de agua para evitar una repetición de la interrupción.

Naciones Unidas condenó enérgicamente el corte del suministro de agua a Trípoli, diciendo que podría constituir un crimen de guerra. La coordinadora humanitaria de la ONU para Libia, Maria Ribeiro, reprochó el acto, que «apunta a privar a cientos de miles de libios ya asaltados de agua potable».

Ribeiro agregó que los ataques continuos en el sistema de agua pusieron en peligro la salud y la higiene de la población civil, en particular de los más vulnerables, incluidos niños, y causaron mayores dificultades y posibles desplazamientos.