EUROPA.— El Servicio de Cambio Climático del sistema satelital Copernicus ha publicado su informe anual, el cual destaca que Europa sufrió condiciones climáticas extremas en 2002. Un calor sin precedentes y una sequía generalizada fueron los principales problemas climáticos que se vivieron en el continente ese año
El informe advierte que los fenómenos extremos son cada vez más frecuentes e intensos. En el año 2022, Europa experimentó el segundo año más cálido y el verano más caluroso registrado desde que se tienen datos.
La mayoría del continente padeció olas de calor intensas y prolongadas, especialmente en la zona Sur, donde se registró el mayor número de días de «estrés térmico muy fuerte» jamás documentados.
Una de las regiones más preocupantes es el Ártico, donde el clima está sufriendo cambios drásticos. Las temperaturas aumentan mucho más rápido que en el resto del planeta, con un aumento de 3°C más que la media de la era preindustrial, en comparación con el calentamiento global de 1.2°C. En 2022, el Ártico fue testigo del sexto año más cálido registrado en su conjunto y del cuarto año más cálido en las zonas terrestres.
El archipiélago de Svalbard experimentó su verano más cálido, con temperaturas que en algunas zonas superaron en 2.5°C la media.
Groenlandia también experimentó condiciones climáticas extremas, como un calor excepcional y lluvias en septiembre en lugar de nieve. Las temperaturas medias del mes fueron hasta 8°C superiores a la media y la isla vivió tres olas de calor. La situación en estas regiones del mundo pone de manifiesto la necesidad urgente de tomar medidas para frenar el cambio climático.
La escasez de precipitaciones y las altas temperaturas llevaron a una situación de sequía generalizada en Europa en el año en cuestión.
Durante el invierno, se registraron menos días de nieve que la media, con algunas zonas que sufrieron hasta 30 días menos. En la primavera, las lluvias fueron inferiores a la media en gran parte del continente.
En mayo, únicamente se registraron las más bajas desde que se tienen registros para ese mes. La falta de nieve invernal y las altas temperaturas estivales provocaron una pérdida récord de hielo de los glaciares de los Alpes, con más de 5 kilómetros cúbicos.
El caudal de los ríos europeos fue el segundo más bajo registrado, y se registraron seis años consecutivos con caudales inferiores a la media. En cuanto a la superficie afectada, fue el año más seco desde que se tienen registros, y un 63 % de los ríos europeos tuvieron caudales inferiores a la media. Los datos reflejan una situación de sequía extrema en el continente.
