WASHINGTON — El FBI investiga los motivos que llevaron a un inmigrante afgano a abrir fuego contra dos soldados de la Guardia Nacional, en lo que las autoridades describieron como un ataque por emboscada a pocas cuadras de la Casa Blanca en la víspera del Día de Acción de Gracias.
Los dos militares, desplegados como parte de una misión de patrullaje ordenada meses atrás por el presidente Donald Trump —y cuestionada en los tribunales por las autoridades del Distrito de Columbia— permanecen hospitalizados en estado crítico.
El atacante, herido en el intercambio de disparos, fue identificado como Rahmanullah Lakanwal, de 29 años, según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
Trump, que se encontraba en Florida al momento del ataque, calificó el hecho como “un acto de maldad, odio y terrorismo” y anunció que su administración revisará a todos los afganos que ingresaron al país durante el gobierno de Joe Biden.
Horas después, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración suspendió indefinidamente el procesamiento de solicitudes vinculadas a nacionales afganos mientras revisa sus protocolos de seguridad.
Según el DHS, Lakanwal ingresó a EE.UU. en 2021 bajo Operation Allies Welcome, el programa de reasentamiento para afganos que colaboraron con las fuerzas estadounidenses durante la guerra. NBC News, citando a un familiar, informó que el sospechoso sirvió durante 10 años en el ejército afgano junto a tropas de Fuerzas Especiales de EE.UU. y trabajaba para Amazon al momento del último contacto con su entorno. Un funcionario de la administración Trump agregó que Lakanwal solicitó asilo en diciembre de 2024 y lo obtuvo el 23 de abril de este año, sin antecedentes criminales conocidos.
El tiroteo ocurrió al mediodía frente a una estación de metro en una zona comercial concurrida, a pocas cuadras de la Casa Blanca, que quedó bajo bloqueo preventivo. Tras el ataque, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, informó que Trump pidió enviar otros 500 soldados de la Guardia Nacional para reforzar los más de 2.000 ya desplegados en la capital.
El vicepresidente JD Vance dijo que el hecho demuestra la “validez” de la política migratoria del gobierno y llamó a intensificar las deportaciones. Sus críticos, en cambio, sostienen que la administración aplica métodos excesivos y alcanza incluso a inmigrantes sin antecedentes o con estatus legal.
La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, quien ha chocado abiertamente con Trump por el despliegue militar en la ciudad, calificó el hecho como “un ataque dirigido”. Jeff Carroll, jefe adjunto de la Policía Metropolitana, precisó que los soldados de la Guardia Nacional de Virginia Occidental estaban en una patrulla de alta visibilidad cuando el atacante “giró la esquina, sacó un arma y abrió fuego de inmediato”. Tras un intercambio de disparos, otros efectivos lograron reducirlo.
El ataque se produjo cinco días después de que una jueza federal dispusiera bloquear temporalmente las funciones policiales de la Guardia sin autorización de la alcaldesa, aunque dejó en suspenso la aplicación de su fallo hasta diciembre para permitir una apelación del gobierno.
Trump ha ordenado despliegues similares en Los Ángeles, Chicago, Portland y Memphis, ciudades gobernadas por demócratas, alegando un aumento del crimen y desorden vinculado a su ofensiva contra la inmigración ilegal. Sus detractores afirman que utiliza esos operativos como escenografía política para castigar a sus adversarios.

