MUNDO.— La economía global ha mostrado una notable capacidad de recuperación tras la pandemia, con una inflación que gradualmente se encamina hacia los objetivos fijados por los principales bancos centrales.
No obstante, a pesar de indicios de una estabilización global, persisten importantes disparidades en el crecimiento y la inflación entre diferentes países, con reservas nacionales agotadas y un panorama de crecimiento a mediano plazo que sigue siendo desalentador. Los países más vulnerables corren el riesgo de quedar aún más rezagados en este escenario global.
Ante este contexto, se destacan tres prioridades clave: reconstruir las reservas, impulsar el crecimiento a mediano plazo y ajustar las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) para responder a un entorno global en constante transformación. Este enfoque es crucial para enfrentar los retos de un crecimiento desigual y una recuperación que aún no es sólida en todas las regiones.
El FMI proyecta una disminución sostenida de la inflación a nivel global, pero advierte que el retorno a la estabilidad de precios no está garantizado. Las diferentes dinámicas inflacionarias entre los países requieren estrategias adaptadas a las particularidades de cada nación, considerando factores como la estructura de sus mercados laborales, la rigidez en los precios y su dependencia de importaciones clave como energía y alimentos.
Además, el crecimiento a mediano plazo se prevé bajo, lo que complicará la lucha contra la pobreza y la creación de empleo en economías en desarrollo, particularmente en aquellas con poblaciones jóvenes y en rápida expansión. Los altos déficits fiscales y el creciente endeudamiento público plantean un desafío adicional, con proyecciones de que las deudas públicas podrían superar el 100% del PIB para 2029 si no se toman medidas urgentes.
Para reforzar la resiliencia económica y permitir inversiones clave, como las necesarias para la transición climática y tecnológica, es fundamental reconstruir el espacio fiscal. Esto puede lograrse a través de una combinación de incrementos en los ingresos, como impuestos más progresivos o tasas más altas sobre el carbono, junto con una reducción de gastos en áreas menos prioritarias.
Las reformas estructurales también serán esenciales para impulsar el crecimiento a mediano plazo. Estas incluyen la simplificación de trámites burocráticos, la mejora en la educación y la capacitación laboral, y la promoción de la competencia en los mercados. La inversión en infraestructura, especialmente en energías renovables y transporte sostenible, podría generar empleos y dinamizar el crecimiento a largo plazo.
Desafíos y cooperación internacional
El FMI subraya que la cooperación internacional es crucial para enfrentar desafíos globales como el cambio climático, la desigualdad y la creciente fragmentación geoeconómica. El Fondo tiene un papel clave en la coordinación de políticas económicas globales, proporcionando asistencia técnica y financiera a los países miembros, al tiempo que promueve la adopción de normas y estándares internacionales.
Sin embargo, las próximas elecciones en diversos países podrían dificultar la consolidación fiscal, ya que los gobiernos podrían optar por políticas populistas en busca de reelección. Postergar la implementación de ajustes fiscales necesarios podría generar problemas mayores, como la pérdida de confianza de los inversores y un aumento en las tasas de interés.
El avance de tendencias globales, como la digitalización, la inteligencia artificial y la biotecnología, ofrece nuevas oportunidades de crecimiento, pero también plantea riesgos, como la automatización de empleos y la desigualdad en el acceso a la tecnología. Los gobiernos deben diseñar políticas que fomenten la innovación tecnológica, al tiempo que protejan a los trabajadores y mitiguen los efectos negativos de la automatización.
La economía mundial enfrenta un entorno complejo y lleno de desafíos. Para lograr un crecimiento sostenido y equitativo, es necesario aplicar políticas macroeconómicas prudentes, avanzar en reformas estructurales, fortalecer la cooperación internacional y abordar los retos del cambio climático y la transformación tecnológica. El FMI desempeña un papel crucial en este proceso, proporcionando asesoramiento y apoyo financiero a los países, promoviendo la estabilidad y la cooperación a nivel global.